¡Me da tantísima pena no poder estar el sábado en Lima para asistir a la gran marcha convocada por estos seres angelicales, inmaculados, impolutos y, por si fuera poco, dialogantes, democráticos e institucionalistas! A todos nos consta que ellos jamás se han juntado con corruptos de ningún tipo, porque la corrupción, señores, la inventó este gobierno comunista y dictatorial. Antes de eso, vivíamos en el reino de la honradez más absoluta, donde una doncella cargando un maletín o una lonchera con un millón de dólares podía caminar tranquilamente por los Barracones, ¿lo recuerdan?
Por eso tenemos que vacar a Castillo aunque, para lograrlo, haya que violar un poquito la Constitución.