En alguna oportunidad anterior alertamos sobre el peligro de encontrarnos ante una estrategia similar a la utilizada por Abimael Guzmán para derrotar políticamente al Estado peruano, desarrollando una estrategia de guerra política envolvente, pero desde el exterior con la intervención de organismos supranacionales con cuyos criterios convirtió a su sanguinaria organización y a sus miembros en víctimas inocentes de un Estado que presuntamente aplicó un terrorismo estatal, por lo cual obtuvo el inicio de una cacería de policías y militares con un sistema de justicia maniatado por la jurisprudencia de la CIDH sobre la lesividad del debido proceso, presunta obtención de pruebas mediante la tortura, extendiéndose ésta a los entonces llamados “arrepentidos” a los cuales terminó por demoler junto a la información comprobada que estos habían aportado. Al final casi todos los procesados por terrorismo salieron en libertad, ganaron mucho dinero demandando reparaciones al Estado Peruano que pagó millones a sus sanguinarios agresores. Ahora el marxismo leninismo mariateguista (léase maoísta), ya está en el poder.
Este peligro lo formulábamos como hipótesis cuando el presidente Castillo logró, luego de un elaborado trabajo diplomático, que la OEA acuerde designar una comisión para venir a nuestro país a realizar una evaluación política y jurídica sobre la presunta persecución política de la cual el presidente Castillo dice ser víctima desde el Congreso y de la Fiscalía (ahora habla de jueces probos) para destituirlo del cargo.
En el curso de la semana última, hemos llegado a la conclusión que nuestra hipótesis de trabajo es correcta, porque luego de anunciarse la visita de la comisión de la OEA ha centrado su discurso público, reiterado en cuanta aparición pública tuvo a lo largo de todo el país, que él, sus familiares y allegados, son víctimas del Congreso y la Fiscalía, desde donde se inventan delitos que él no cometió y que todo se hace presionándose y hasta torturándose psicológicamente a exfuncionarios para obligarles a convertirse en colaboradores eficaces a fin de obtener informaciones que para el Presidente son falsas.
Es evidente, entonces, el objetivo de demolición de las investigaciones fiscales por presuntas lesiones al debido proceso en las investigaciones preliminares, así como en la obtención de colaboradores eficaces.
La oposición no da pie con bola, lo ocurrido en Venezuela nos ha enseñado que a los comunistas en el poder les interesa nada ser denunciados por corrupción porque lo controlan todo.
Para lograr esto tampoco les interesa que haya multitudinarias manifestaciones como las hubo en Caracas con líderes que han ido desapareciendo del escenario político, cuyas marchas fueron objeto de ataques paramilitares y asesinatos impunes.
En el Perú los agentes extranjeros expertos en agitación están en su salsa, reuniéndose con líderes sindicales, con prefectos y subprefectos y con los ronderos.
(*) Publicado en el diario Expreso