Conocí a José Vicente Nisizaka Mejía en 1963 cuando, gracias a una iniciativa de Alejandro Borboy-destacado redactor de "Ultima Hora"- se fundó el Club de Periodistas del Perú en un almuerzo que tuvo lugar en las instalaciones del Instituto Peruano Norteamericano (ICPNA) del Jirón Cusco (hoy Avenida Emancipación). En esa época, el animoso hombre de prensa lambayecano dirigía su revista "Huerequeque", la primera de las que fundó.. Congeniamos rápidamente porque, conversando, nos enteramos que nuestros padres vinieron de la Prefectura de Fukushima, Japón. Nisizaka falleció el 30 de enero último y han pasado los días sin que yo supiera cómo iniciar esta nota.
Eiran Nishizaka (así se escribe en realidad su apellido pero, tal como sucedió con tantos japoneses, al momento de ingresar al Perú en 1913 nuestras autoridades pusieron en el documento "Nisizaka") tuvo dos compromisos: su primera esposa se llamaba Kyo y tuvieron siete hijos pero, cuando ellos crecieron se fueron con la madre a Japón para que estudiaran la secundaria. Por alguna razón, nunca retornaron al Perú. y cuando falleció su gran amigo chiclayano José Paz, pasado un tiempo, Eiran se enamoró de su viuda - la cajamarquina María Vicenta Mejía- y se casó con ella. Tuvieron dos hijos: Antonio y José Vicente. Eiran murió cuando Vicente tenía cuatro años de edad.
Sin embargo, siempre hablaba orgulloso sobre su padre y con razón. Don Eiran Nishizaka, que se desempeñaba como guía espiritual de la escasa comunidad japonesa llegó a ser, con el apoyo de su gran amigoJosé Díaz y del magnate japonés Seguma Kitsutani propietario en Motupe de una de las primeras empresas de transporte de público y carga pesada, que unía Motupe y Chiclayo en una época en que no existían carreteras. Indudablemente, fue un pionero del transporte terrestre en el norte del país. Era dueño también de una peluquería, una encomendería, una lavandería y una tienda que vendía telas. Eiran Nishizaka murió en 1937.
Cuando Vicente tenía 17 años cuando se trasladó a Lima donde ejerció diferentes oficios hasta que decidió estudiar en la Escuela de Periodismo de la Universidad Católica. Fue en 1959 que lanzó su "Huerequeque", revista que informaba en sus páginas los problemas que enfrentaba el norte y llegó a realizar una exitosa campaña para que se construyera la represa de Tinajones. Para lograrlo no vaciló a recurrir a la música pues, con el compositor Agustín Monsalvo, compuso la marinera "Tinajones", que suena en todas las competencias de marinera norteña y también crearon otra titulada "Huerequeque". Muy inquieto, Vicente creó también las revistas "Turismo Mundial" y "Perú Cooperador".
Tuve el gusto de tenerlo en "Los que nos hacen cantar" cuando, con motivo del 120 Aniversario de la Inmigración Japonesa al Perú, presentamos en el Auditorio Dai Hall del Centro Cultural Peruano Japonés una edición especial que titulé "Influencia Nikkei en la Música Criolla". Aquella noche conversamos sobre sus marineras y otros temas que compuso para el cooperativismo. Esa noche recordamos también a Luis Abelardo Takahashi Núñez ("Embrujo", "Ansias", "Engañada", "Mal paso", etc.) , Salvador Oda ("Una carta para el cielo", "El árbol de mi casa"), , Jorge Tanillama ("Entre pecho y espalda") y Jorge Kanagusuku ("Mis páginas", "Mirando tus ojos")
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