En el Perú de hoy no hay descanso si queremos el cambio real y que no nos asalte nuevamente la corrupción que se enquistó en nuestro país y está tan descubierta como putrefacta.
Los peruanos, está claro, que no podemos contar con el Congreso, para que cumpla sus finalidades y contribuya con un cambio real y bueno para lograr un Perú próspero y distinto.
La mayoría de integrantes del Congreso, ya escogieron luchar por causas diferentes a las del país. Carecen de conciencia como de vergüenza y hasta de un elemental sentido común.
La no reelección, al final, ha tenido un resultado funesto equivalente ha haber quemado sus barcos. Ya no tienen ningún motivo para quedar bien con sus electores ni los peruanos.
Ahora la agenda es otra y se refleja en que son los lobbies los que están ganando, mientras los ciudadanos perdemos. La no reelección significó que el Perú, perdió al actual Congreso.
La no reelección terminó toda sensibilidad y atención, para con el Perú real y sufriente. Ellos ya no requieren nuestros votos y nuestros reproches no les afectan y además tienen inmunidad.
Finalmente, parecen haber construido una realidad paralela, en la que viven y les satisface plenamente, bastándoles escucharse, entre ellos, y pelear por sus propias agendas.
En esta hora amarga, con algunas traiciones reveladas y otras que germinan y se encuentran en proceso o se realizan delante de nuestros ojos, tenemos que pensar en las salidas.