Author: Charo Arroyo
Periodista y Poeta.

Cada día comprendo menos algunas actitudes de las personas, y me desilusiono, y a veces me molesto y tengo que morderme la lengua para callar mi indignación.

Ayer vi en facebook que un amigo muy querido necesitaba un médico de una especialidad determinada, como hace poco había leído que una amiga hablaba de "su" médico con esa especialidad justamente, le escribí explicándole quién necesitaba ese especialista y como yo sabía que ella era tratada por uno, si me podía dar su nombre, su contacto para que mi amigo pudiera buscarlo.  Ella conocía algo de la persona que necesitaba ese médico. No le era desconocido del todo.

La respuesta fue que ella no tenía el teléfono de mi amigo (no era necesario que ella lo tuviera), que no lo conocía (tampoco era necesario que lo conociera)  y que tenía que consultarle a "su" médico para dar su teléfono.

Ya me pareció extraño que para dar el dato de un médico, haya que consultarle si quiere atender a alguien. Pero acepté lo que decía por el interés de atender el pedido de mi amigo.

Ya, le dije yo, pregúntale a tu médico su teléfono y me lo das para pasarlo a mi amigo.

Y lo que vino después me molestó muchísimo, Mi amiga me dijo que "Así no funciona, Charo, yo debo preguntarle a "mi médico" y al hacerlo tengo que decirle quién es y reseñarle más o menos lo que quiere consultar así que dile a tu amigo que se comunique conmigo".

Es decir, se le olvidó la prudencia, la privacidad y todo lo que las personas debemos respetar en un caso como este, Y además, ¿un médico necesita eso?, ¿dónde está el secreto profesional entre médico y paciente?

Tuve que morderme la lengua para no decirle lo que pensaba de esa respuesta que caía casi en la chismografía, a mí ni se me había ocurrido pensar para qué necesitaba mi amigo ese médico, lo necesitaba y punto. 

"Pero los médicos ven a todos los pacientes que los necesitan", le insistí. "Nosotras no tenemos que averiguar qué tiene el paciente. No importa, buscaremos otro médico. Gracias".

"Charo, me parece bien".

Este fue el fin de la conversación. Me parece totalmente egoísta e inhumano, incluso,  negarse a dar el dato de un médico que puede ser necesitado para salvar una vida. Se lo pedía una amiga de hace 40 años, para un amigo que ella bien sabe quién y de dónde es.

¿Es un médico tan exclusivo que no quiere atender más que a determinados pacientes? Ya no quiero saber su nombre porque un médico que ignora el secreto profesional ya no me parece bueno. Y si exige para atender a un paciente que una extraña se entere de qué tiene, no me parece un buen médico.

Por otra parte, ¿mi amiga obró bien?, no lo creo porque por solidaridad debió tratar de ayudar a alguien que necesitaba un médico  y no obstaculizar el camino para llegar a ese famoso galeno. Además, nosotras no teníamos que enterarnos de algo que pertenece a la privacidad de la persona.  Yo hubiera tenido vergüenza de preguntarle a mi amigo que para qué necesitaba a ese especialista.  Eso no se hace.  En esos asuntos de enfermedades debe primar la prudencia, el tacto, la discreción, hasta la buena educación. Yo solo quería conseguir el médico que necesitaba, no saber su enfermedad o la de otra persona para quien necesitaba sus servicios.

Bueno, lo malo es que me pegué un amargón, lo bueno es que me callé todo lo que pugnaba por salir de mi boca. Pero lo que sí hago por salud mental es contarlo porque si no exploto, y preguntar lo siguiente:

Amigas y amigos, díganme: ¿tengo razón o no en haberme molestado por una actitud, a mi entender, tan poco compasiva? Negarse a darme el contacto con un médico que podía ser de vida o muerte para una persona.  Y si no tengo razón, díganmelo también.

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