Se cumplió un año de la partida de uno de los más importantes dirigentes agrarios del país; quizás el más trascendente de las últimas cinco décadas. Luis Zúñiga Rosas, arrocero del valle de Majes, vivió como muy pocos, apegado a principios y compromisos, que marcaron honda huella en la sociedad agropecuaria del Perú y otras latitudes.
Líder emblemático en el gremio más representativo del agro nacional, de la pequeña agricultura; la Convención Nacional del Agro Peruano - Conveagro, desde donde apuntaló demandas y propuestas en favor de la agricultura familiar, esa que lleva a las mesas peruanas el 70% de los alimentos que consumimos.
Luis Zúñiga Rosas, fue un hombre extraordinario. Luchó sin tregua, incluso contra corrientes políticas de su propio partido, el Apra, al que se enfrentó de manera abierta y pública. Su bandera era la defensa de la producción nacional, la agricultura familiar, la asociatividad y el cooperativismo.
Fue gestor e impulsor desde Conveagro, de la Carta Verde, el Pacto Agrario Nacional, la campaña “TLC, así no”, y de proyectos de ley sobre asociatividad, así como de defensa de los productores de arroz, palma aceitera, papa, granos andinos, ganaderos lecheros, alpacas, y otros que no son tomados en cuenta en las decisiones sectoriales.
Cosechó amigos dentro y fuera del país. Representó al productor agrario peruano, en el Foro Rural Mundial, la más grande organización internacional que aboga por la agricultura familiar. Por su posición política y gremialista, muchas veces matizada por la terquedad arequipeña, se ganó enemigos y contrarios.
En su entrañable Majes, organizó durante años, el Festival del Arroz, en el que se mostraban los elevados rendimientos del cereal en el mundo, por encima de las 17 toneladas por hectárea. La competencia fraterna “enfrentaba” a los arroceros de Majes, Camaná, Ocoña y Tambo.
Hoy lo recuerdan no solo los amigos de Conveagro, sino los productores de arroz, la Junta de Usuarios del Valle de Majes, la Federación Agraria de Arequipa, la Autoridad Autónoma de Majes, la Confederación Nacional Agraria. Y qué decir de su pueblo y sus paisanos de Querulpa, Corire y Aplao, en Castilla.
Precisamente para testimoniar el recuerdo a tan elevada personalidad, se dieron cita en Corire; dirigentes, productores, y amistades de los cuatro valles arroceros de Arequipa, de Lima, que abarrotaron las bancas de la iglesia de esa ciudad, en la Misa del año.
Gina, la esposa y sus hijos, Luis y Mauricio, recibieron los sinceros afectos de homenaje dirigidos hacia Lucho, hacia el recuerdo del dirigente y del amigo, que tenía las manos abiertas para todo aquel que le solicitara un apoyo, una orientación, un consejo, un respaldo.
Luis Zúñiga Rosas, sigue vigente entre los productores agrarios del país y lo seguirá estando, mientras el pequeño productor, la agricultura familiar, no tengan el correlato de atención a su importancia, como el gran generador de la producción de alimentos, de empleo rural permanente, de paz social en el campo.
Un veterano productor papero del valle de Majes, reflexionaba en un paréntesis de la Misa, sobre la gran falta que hace Luis Zúñiga, en las negociaciones que se realizan en torno a las mesas de diálogo entre los gremios y el Gobierno, como resultado del paro agrario de mayo pasado.
En efecto, cuánta falta hace y, estoy seguro, que a la primera muestra de que las mesas eran o son, “mecedoras”, Lucho Zúñiga habría pateado el tablero y encaminado sus esfuerzos por otras vías, siempre en defensa de la producción agropecuaria nacional, hoy castigada por el mercado abierto y las importaciones mercantilistas.