Cada vez que escucho a alguien cercano a Alan García culpando a terceros por su suicidio, tengo ganas de preguntarle: ¿y qué hiciste tú para protegerlo? ¿Le buscaste ayuda? Si sabías que tenía tendencias suicidas, ¿por qué no estuviste allí para alertar a las autoridades?
Que yo sepa, el estado mental de una persona es responsabilidad de sus seres cercanos.
Y, en el caso de un proceso judicial, de su abogado.
Él es quien tiene que advertir a la justicia sobre el tema.
Y si ese no es el caso -es decir, si García no tenía ningún problema mental-, su decisión fue racional y la responsabilidad es absolutamente suya.
Ergo, no hay a quien culpar.
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