Bajo la certeza de que la muerte –sea como se haya producido– no altera las características esenciales de una persona ni el juicio público que ellas deben merecer, la del dos veces presidente constitucional del Perú, Alan García Pérez, detonó esta semana el universo de admiración, complacencia, respaldo, crítica, repudio y odio que siempre suscitó, a niveles comprensibles pero también nauseabundos.
Mi testimonio sobre Alan –a quien ciertamente conocí y fui su colaborador en Palacio de Gobierno entre 1987 y 1989– lo desplazaré a otro espacio más amplio. El balance resulta positivo porque jamás dejé de valorar su poderosa inteligencia y cultura, aparte de observar gestos humanos de su parte que me conmovieron y sobre los que, pese a mi condición de periodista, nunca me pidió darle trascendencia.
Rescato aquí más bien lo que personas muy críticas del líder aprista durante su vida han comentado, dejando constancia de altura y respetuosa diferencia. Empiezo por Jaime Bayly, quien dedicó su programa de Mega TV al difunto y en el cual narró el famoso incidente que lo enfrentó a García en víspera de las elecciones de 1985, en el programa ‘Pulso’ de Panamericana TV. Pese a las idas y venidas de su relación personal, Bayly concluye: “A Alan García lo voy a extrañar… no estoy aquí para juzgarlo, que lo juzgue Dios y que se apiade de él. Además yo creo que una persona a lo largo de su vida puede cometer errores, graves e incluso delitos, y no por eso ser completamente una persona despreciable. Hay que tener compasión con los caídos”.
Jaime de Althaus (a quien recuerdo en casa de su concuñado Pocho Tantaleán siempre manteniendo distancia del expresidente) escribe: “pese a sus errores y excesos, era el político más preparado y más inteligente del país. Su muerte ha sido prematura. Hubiera podido entregar más”.
Y leo a la colega Yolanda Vaccaro, corresponsal de El Comercio en España, en su cuenta de Facebook: “Solo quiero apuntar que, probablemente, fue la persona más brillante intelectualmente que he entrevistado, al margen de que uno estuviera o no de acuerdo con él”. Y narra a continuación la intervención de García en la Cumbre Unión Europea – América Latina – Caribe celebrada en Madrid en 2010, luego del cual, dice: “los periodistas se levantaron a aplaudir por su discurso impecable en forma y fondo, lleno de contenido actual, histórico, político y hasta filosófico pero también conmovedor sin caer en cursilería alguna y, por supuesto, sin leer… no puedo describir el orgullo que, como peruana, sentí en ese momento.”
Hay otros más. Solo busco singularizarlos porque en esta selva que hoy vivimos algunos peruanos se resisten a ser hienas.
LEYENDA
El autor de la nota fue subsecretario de prensa durante parte del primer gobierno de AGP
