Claudia Viveros Lorenzo
Author: Claudia Viveros Lorenzo
Comunicadora mexicana, doctora en Educación y autora de “Migrar al Perú y no morir en el Intento”

Yo soy corrupto, tú eres corrupto. Nosotros somos corruptos. Aseveraciones aberrantes. En algún momento hemos caído. La etiqueta la cargamos. Que levante la mano quien esté libre de culpa. No es genético. Y los sociólogos le atañen diversas causas, tanto endógenas como exógenas. El término como tal se refiere a actos cometidos por funcionarios públicos que abusan de su poder o hacen mal uso de recursos humanos o financieros, anteponiendo sus intereses personales y los de sus allegados.

“El que no tranza no avanza”. “No importa que robe pero que salpique”. “Ayúdame a ayudarte”. “Dios, no te pido que me des, sino que me pongas donde hay, que yo solito agarro”. Frases que demuestran muchas veces la cultura de corrupción que se mama diariamente en México. La complicidad y las amplias redes que se tejen, hacen que la corrupción sea parte del sistema. El estado muchas veces coloca condiciones que hacen mas fácil seguir este camino ilegal que el legal.

corrupción

Apuntamos con el dedo y culpamos, pero la realidad es que somos parte del problema cuando nos pasamos un alto al conducir y damos una “coima” (“mordida” en México) al oficial de tránsito, cuando nos colamos en una fila, cuando llevamos a nuestro bebé al supermercado o al banco para poder pasar de forma preferencial o cuando le pedimos a algún amigo que nos “eche la manita” para algún trámite.

Este año, Nelson Shack, contralor del Perú detalló que la Defensoría del Pueblo calculó que los actos de corrupción le cuestan a este país el 10% de su presupuesto anual. Es una maraña bien densa que hay que combatir pues existen muchas formas de corrupción: soborno, caciquismo, impunidad, fraude, tráfico de influencias, patrocinio, información privilegiada, etc., todas ellas, muchas veces sirven de coartada para tapar otros tipos de crímenes como la prostitución ilegal o el narcotráfico.

En las últimas semanas se ha dado en México la noticia del involucramiento de Carlos Emiliano Salinas Occelli, hijo del ex presidente (1988-1994), Carlos Salinas de Gortari, en la secta NXIVM y DOS, comandada por Keith Raniere –fundador- el cual ha sido acusado de esclavizar sexualmente mujeres, entre otras atrocidades.

Pero no solo Emiliano está involucrado. Han sonado los nombres de Ana Cristina Fox (hija adoptiva de Vicente Fox, ex presidente (2000-2006) Rosa Laura Junco, descendiente del fundador del diario mexicano Reforma, Loreta, Carola y Jimena Garza Dávila (empresarias de Nuevo León), Daniela Padilla, Camila Fernández y Mónica Durán. Todos miembros de la élite más alta de la sociedad mexicana. Gente con poder, dinero y relaciones, que hasta el momento no han sido más que nombrados, pero que la justicia norteamericana y mucho menos la mexicana, han omitido en las investigaciones y por lo tanto siguen libres, tranquilos y cómodos; lo que nos demuestra que “con dinero siempre baila el perro”, así como con tráfico de influencias, sobornos, información privilegiada, y mucha de la categorización que líneas arriba comenté ya y que los mencionados llevaron a cabo. En pocas palabras: Corrupción, de esa que carcome como sociedad, que siembra terror y que nos lleva a querer responder preguntas como: ¿hasta dónde podemos llegar?, ¿cuáles podrían ser los límites que no debemos cruzar?, ¿cómo se puede enfrentar, cuando se ejerce sin necesidad?

El caso NXIVM es un hecho, que expone la falta de valores morales que motivan al ser humano, aún teniéndolo todo, a cometer actos ilícitos, lo que nos aclara que ser corrupto no es “cualidad” solo de la persona de escasos recursos económicos o intelectuales. “El caso Javier Duarte (ex gobernador de Veracruz) y los medicamentos falsos”, ¿lo recuerdan?, (continuará…)

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