María del Pilar Tello
Author: María del Pilar Tello
Periodista, abogada y politóloga

Gobierno de Unidad Nacional

La crisis sanitaria y económica nos amenaza con muerte, hambre y desempleo. Impedirlo es un desafío enorme para los políticos, profesionales y estrategas más capaces que unidos deberían poder evitarnos el dolor y las lágrimas que se avizoran sin atenuantes. Al final del aislamiento y del bloqueo económico -que ya ha lesionado sin remedio a familias y empresas- está el cansancio por la complacencia de un gobierno inmune a la crítica y propenso al maquillaje de los daños. Estamos ante un equipo ministerial ya cuestionado antes del cierre del Congreso y que menos aún puede enfrentar la crisis de hoy con muertos que se acumulan, con contagios que crecen, ayuda económica que no llega a los pobres por una logística deficiente que genera colas y aglomeraciones. Una recesión económica descomunal acecha mientras el gabinete cansado y deslucido pide a gritos un cambio por gente comprometida, capaz y representativa. La magnitud del desastre, presente y futuro, exige una dirección política hábil y firme.

Las compras que hicieron y las que dejaron de hacer han abierto enormes forados de desconfianza mientras el triunfalismo y la autocomplaciencia irritan por las cifras mentirosas, las pruebas rápidas imprecisas, las camas de UCI que faltan, los pacientes que mueren en las puertas de los hospitales, el número de respiradores insignificante para las urgencias, los miles que invaden las carreteras para retornar a sus tierras, la cuarentena que se debilita y la policía resentida que va hacia la inacción mientras los penales hierven en defensa del derecho a la salud y a la vida. La curva no se ha aplanado y el desborde anunciado ya está aquí, el peligro es de vida o muerte y crece ante la demagogia oficial. Hasta el coro mediático oficialista cambia de tono. Urge organización y planeamiento porque el sistema de salud desbordado es letal. Bien lo ha denunciado el vicealmirante Jorge Montoya con propuestas sobre Defensa Nacional que cualquier gobierno inteligente ya hubiera escuchado y seguido.

El silencio no es una opción. Las denuncias proliferan a pesar de las represalias y de los trolls devastadores. Tras cuarenta cinco días de encierro no se ve el final del túnel. La improvisación, los errores, la incompetencia tienen un costo social que se multiplica sin que sepamos cómo se expresará. Si queremos respuestas eficaces y oportunas, corregir y formular nuevas propuestas sólo un gobierno de salvación nacional o un nuevo gabinete de ancha base reunirá la fuerza de todos para remar en la misma dirección, para salvar vidas de las garras de la enfermedad y del hambre. Tan grave como esto. Los gobiernos ante un desafío nacional de grandes dimensiones enarbolan la unidad en momentos cruciales como guerras y catástrofes. Nadie puede dudar que éste es crucial y exige una salida de emergencia para esta enorme e inédita crisis sanitaria, económica y de humanidad, Los reclamos de todos los sectores están embalsados por ausencia de avances reales en economía y en aspectos vitales como la reconstrucción del norte, más un largo etcétera que implica lucha por sobrevivir.

Un gabinete de unidad nacional con representantes capaces - designados por las organizaciones políticas en conjunto- podrá enfrentar la urgencia extrema con esfuerzos comunes. Ni las ideologías ni los intereses de grupo pueden estar por encima del derecho a la vida en peligro por la pandemia y por la recesión económica colosal y global. A grandes problemas grandes remedios. La unidad nacional es un recurso de gran poder para evitar el caos, la anarquía, el desgobierno y la violencia que traerán el contagio masivo, el dolor, el hambre y la necesidad. De otra forma vamos directo al despeñadero. La unidad protegerá la democracia, la vida y la legalidad para defender derechos y libertades fundamentales.

Diálogo y acercamiento ahora, que termine la exacerbación de la confrontación política que tan buen resultado dio a Martín Vizcarra en su momento. Ahora todo fraccionamiento debilita y toda ineptitud lleva al doloroso camino sembrado de muertos. Este recurso extraordinario permitirá enfrentar responsablemente al huracán destructivo que vendría con convulsiones, saqueos e insubordinación general, a la puerta si no nos ponemos las pilas y pedimos el cambio ya.

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