Como muchos, he convertido en mi favorita la serie “Imperio Salvaje” que difunde Nat Geo Wild por cable. Desde su primera transmisión el 26 de noviembre del 2016, cada episodio desentraña de manera épica (The Wall Street Journal los califica como “un drama Shakesperiano de la televisión sobre la naturaleza”) la lucha por el poder y la supervivencia de las especies animales en el corazón del continente africano.
Allí se ilustra no solo el acoso de los carnívoros depredadores a los herbívoros que transitan en manada por llanuras y sabanas. También las pugnas entre los primeros por fijar territorio, los cotos de caza dónde liderar e imponer sus reglas. El rey león lo hace orinando en áreas estratégicas para que los potenciales enemigos, a través del olfato, sepan de sus dominios.
Sin embargo, tal reino es desafiado constantemente y muchas veces derrotado. Entran a tallar los leopardos, guepardos (el animal terrestre más veloz), chacales, perros africanos, hienas. Estas últimas cuentan con la asistencia aérea de los buitres, compinches en la tendencia carroñera.
El león también tiene adversarios entre sus congéneres. Y por instinto recela hasta de sus propios cachorros a los que expulsa del imperio cuando crecen o los puede matar de un zarpazo si no entra a tallar el elevado sentido materno de las leonas, además mejores cazadoras que sus parejas.
Punto de controversia es la disputa de las presas. Cebras, impalas, antílopes, ñus, jirafas o búfalos son perseguidos estratégicamente para ser atacados empleando en primer lugar la técnica del estrangulamiento. Luego viene el festín que algunas manadas depredadoras de una misma especia comparten en armonía. No así los carroñeros que llegan a pelear violentamente por los restos de la caza. Estos últimos llegan a interrumpir la cena de los primeros si sus manadas son más numerosas, bulliciosas y atarantadoras.
Los herbívoros de mayor dimensión o volumen pueden resistir a los depredadores si mantienen un desplazamiento grupal. Los búfalos, por ejemplo. Pero flaquean cuando sus cazadores los desconciertan y logran aislarlos. Ahí van perdidos.
En “Imperio Salvaje” hay traición, venganza, muerte, infidelidades, planes bélicos, golpes de Estado, aves chismosas y una eterna vocación por el conflicto. Personajes como el viejo Sekekama (león), la reina Matsumi (leona), Sekedi (el heredero rebelde de ambos), la astuta Zalika (hiena reina), Saba (la leopardo solitaria) o los Makulu (perros africanos salvajes) son la vida misma de esa dimensión del mundo que aparentemente nos resulta lejana, bárbara, exótica.
No me parece así. Cuando termino de ver la serie y cambio de canal para informarme de las noticias políticas, entiendo mejor el presente y el futuro que nos espera.