Patricia Salinas Oblitas
Author: Patricia Salinas Oblitas
Periodista

Patricia Salinas 11 de mayoo

Creo que hoy es más evidente que nunca la poca creatividad de los productores de televisión para hacer programas diferentes, espacios que se adapten a un momento especial como el que estamos viviendo y que ofrezcan no solo información clara, sino también ideas para llevar la cuarentena lo mejor posible.

¿Es tan difícil hacer algo así? Pues para el periodista Marco Sifuentes, radicado desde hace un tiempo en Madrid, es más bien, algo natural. Desde el día uno de la cuarentena que se dio casi simultáneamente en España y en nuestro país, después de ver tantos informes y reportajes con música apocalíptica y textos que no tenían muy claro de qué estaban hablando, pensó que sería bueno llevar un poco de calma, primero, a sus amigos y familiares, compartiendo lo que sabía de la situación de ambos países a través de un micro noticiero en sus cuentas personales de Facebook e Instagram.

“Me vino a la mente que cuando yo era niño y había apagones, lo único que me tranquilizaba era escuchar en la radio la voz tranquilizadora de Mihua (Miguel Humberto Aguirre) que trataba de mantener la serenidad en medio del caos. Eso también es periodismo”, comenta Marco.

Ya antes había estado alertando con algunas publicaciones en su Twitter, porque en varias cuentas científicas que él sigue antes de que todo estalle, ya se venía hablando del tema, así que tenía bastante más información que el resto sobre lo que se convertiría en la pandemia que estamos viviendo.

Y fue así como adaptó un rinconcito de su casa desde su laptop comenzó a lanzar diariamente un  programa de aproximadamente 15 minutos al que llamó La encerrona y lo dividió  en tres bloques: el primero con el comentario/análisis sobre algún un hecho importante sobre cómo están funcionando las medidas para controlar la pandemia (siempre tiene datos más frescos que los informativos de acá), el segundo un recorrido resumido y preciso por las noticias del día que son virales (o que deberían serlo, como él dice) y, el tercero algo más relajado con recomendaciones de series, libros, juegos y demás cosas que se pueden hacer durante la cuarentena.

La encerrona creció rápidamente, la gente de fue pasando la voz, la puso en Telegram y en YouTube, podcasts, spotify, además de siete canales de Whatsapp con más de 250 personas cada uno. Así ahorita, a través de todas las vías,  calcula que la ven no menos de 50 mil personas de todo el mundo, porque gracias a la magia de la Internet, llega a todas partes

“Saqué el programa pensando, ingenuamente, que la fecha límite sería de máximo un mes y bueno, si iba a estar encerrado, no sentía que perdía el tiempo, aunque no ganara dinero con eso. Y ya nos vamos por los dos meses y me sigue entusiasmando poder llegar a tanta gente, incluso hay cuatro o cinco  radios y canales de televisión de lugares como Tacna, Ayacucho y Cajamarca que lo incluyen en su programación. Yo feliz, como digo siempre al final de cada edición: rótenlo, póngalo, es gratis”, me dice.

Y ahí viene la gran pregunta ¿gratis? ¿No ha aparecido ningún auspiciador con olfato? ¿No se han dado cuenta que La encerrona tiene más peso y más credibilidad que todos los noticieros de televisión juntos?  Pero a Marco, como a la mayoría de periodistas que solo queremos hacer periodismo y no negocios, le incomoda la idea de hablar con posibles ‘clientes’. A pesar de que está sin trabajo, pues el vínculo que tenía con La República se acaba de romper por una suerte de suspensión perfecta, él prefiere pensar en la posibilidad de que la quinta parte de sus seguidores abone cinco soles por vista ¿cómo? Aún no lo sabe, pero mientras lo piensa,  por ahora, seguirá con La encerrona, aún si se levanta la cuarentena.

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