"La Tribuna", le di siete años de mi vida, trabajando con horario y sin sueldo. Salía siete días y los siete trabajaba. Fui Jefe de la "página aprista" y editorialista. Trabajando en ella, cumplí veinte años.
Al día siguiente, me llamó y me perdonó. Yo me molesté y le dije --no me haga eso, c. Armando, yo ya me había programado ir a la playa. --Entonces él me respondió --tu castigo es levantarte el castigo.
Después fui jefe de su campaña electoral a la presidencia de la república.
Él recordaba el incidente y nos moríamos de risa. Para él hice la canción EL APRA ES EL CAMINO que resultó convertida en la mejor y más repetida canción aprista, después de la Marsellesa; hasta que Alan García la prohibió al morir Armando: Su nombre no estaba en la letra.
Un día varias décadas después, pasando por la calle de la Amargura, donde estuvo su histórico local, vi como tumbaban sus viejas paredes. Malos dirigentes, en secreto lo habían vendido y se repartieron el dinero.
No pude contener las lágrimas. Entré a la antigua bodega de la esquina. El Chino me reconoció y me dijo --ya te enteraste? Vendieron La TRIBUNA, son unos miserables.
Me alcanzó una copa de anisado que no me cobró. Felipe Li, era compañero. En sus ojos brilló la tristeza.