Carlos Orellana
Author: Carlos Orellana
Periodista y escritor

orella1Entre 1985 y 1987, siendo Director Nacional de Actividades Culturales. luego Director Técnico y finalmente Jefe (a.i,.) del INC saqué 40 libros, casi sin recursos. Conté con un excelente equipo de colaboradores, pero la idea y la pelea fueron mías y debo decirlo después de tanto tiempo.

Mientras el gobierno de Alan García gastaba un millón de dólares en el CICLA, el INC carecía de presupuesto. Se hizo milagros para sacar esos libros. Al final (1987) conté con el apoyo de CONCYTEC y el ínclito Carlos del Río.

Se publicaron libros de poesía bajo la colección Piedra de Toque; fueron publicados los poetas Antonio Cisneros, Raúl Bueno , Carlos López Degregori, Óscar Aragón, Alfonso Cisneros Cox, Pedro Granados, Juan Carlos Torrico, Magdalena Chocano, Miguel Ángel Zapata, también una traducción de la poesía de James Joyce.

En la colección del Rescate se publicó a Alberto Ureta, Alcides Spelucín, José Eufemio Lora y Lora y Juan Parra del Riego. Se dio a las prensas también la antología del nuevo cuento peruano titulada En el camino, firmada por Guillermo Niño de Guzmán y La consolidación de la deuda interna peruana, 1850-1858, de Alfonso Quiróz, entre otras valiosas obras.

Mi paso por el INC es una de las experiencias que me causan más orgullo porque por la Editorial y otras actividades el INC fue una especie de Huáscar de la cultura viva del Perú; peleamos por nuestros escritores y poetas bravamente, heroicamente, sin recursos y derrotamos a la indiferencia tradicional del Estado por los creadores. Todo esto ocurrió en medio de un país abatido por una crisis económica más terrorismo.

Hoy hay dinero, tanto que se puede destinar 1,600 millones de soles para consultorías, es decir para mantener mayormente a parásitos del Estado, pero no hay plata para publicar a decenas de jóvenes y no jóvenes poetas y escritores, para animar a grupos de teatro o de música culta.

Los literatos deben pagar sus propias publicaciones o permanecer condenados al silencio. Y sin embargo tenemos un Ministerio de Cultura por donde desfilan cada cambio de gabinete esos figurones que solo han venido a lucir un fajín ministerial y dejar un foto suya para una eternidad de cartón. Pobres y tristes burócratas.

(*) Periodista y escritor.

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