Maritza Espinoza Huerta
Author: Maritza Espinoza Huerta
Periodista

A pesar de que, en esencia, yo sí creo que la disolución del Congreso fue constitucional -y no lo digo porque me venga a los forros, sino porque hay respetables constitucionalistas (entre los que, penita, no está Mijael Garrido-Lecca) que así lo afirman-, hay muchas cosas del lado del propio presidente Martín Vizcarra que aún son una incógnita para mí y que sería bueno ir planteando:

- Uno: ¿podría él asegurar, sin margen de duda, que se irá el 2021? Si lo hace (asegurarlo), les cerraría la boca a quienes lo comparan con dictadorzuelos que, una vez con el poder, se las arreglaron para seguirse perpetuando a través de chanchullos legalistoides.

- Dos: si los hechos demostraran que su salida (vía la inclusión de su cargo en las próximas elecciones) ayudaría a resolver de una vez por todas el impasse político que vive el país -algo que no sólo pide el fujiaprismo, sino también gente con predicamento y buena intención- ¿sería capaz de irse?

- Tres: ahora que los hechos consumados le dan el poder para gobernar sin obstruccionismos, ¿podemos esperar por fin una gestión de gobierno eficaz en lo que falta de su mandato?

- Cuatro: si eventualmente tuviera que viajar fuera del país, ¿dejaría que señora Mercedes Aráoz, cuya renuncia a la vicepresidencia no vale, se quede reemplazándolo en Palacio, como lo manda la Constitución?

Creo que es bueno, aún en medio de la euforia de ver a las lacras congresales derrotadas, tener claro que apoyar su decisión de disolver el Congreso no significa darle un cheque en blanco. Hoy más que nunca habrá que observar cómo se desenvuelve de hoy en adelante. Sólo él puede lograr que no nos arrepintamos de haberlo respaldado. Por mi parte, voy corriendo a comprarme un cono naranja, con la esperanza de no tener que usarlo jamás.

Maritza Espinoza

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