Liliana Choy
Author: Liliana Choy
Periodista. Corresponsal de Telemundo en el Perú

Olfato felinoLa “Tigresa del Oriente” apareció repartiendo zarpazos en dos de los programas más sintonizados de Telemundo en Miami. La conocida Cadena hispana de EEUU le hizo una invitación que seguro envidiaría cualquier respetado artista nacional, pero esta famosa peruana es muy polémica y las redes sociales no tardaron en encenderse. 

“Huachafa”, “ridícula”, “que vergüenza que nos represente”, “A su edad es patético lo que hace”, postearon algunos pero a Judith Bustos, de 73 años, la tienen sin cuidado los afilados comentarios. 

Ella es consciente de su pobre registro vocal y aun así cantó un huayno a capella por el día de las madres. Antes movió las caderas junto a cinco jóvenes bailarines al ritmo de “A mí me gustan menores”. Contó los detalles de su frustrada boda con el novio 45 años menor que ella, participó como panelista en un segmento sobre “El sexo en la tercera edad” y se dio el lujo de escoger a un pretendiente entre tres admiradores latinos que ansiaban conocerla en el set de televisión. 

Avanza por los pasillos de la televisora y las personas la abordan y le piden tomarse fotos; el mismo fenómeno sucede con algunos huéspedes del hotel donde se hospeda la dama del generoso escote.

La camarera cubana le dice que por fin la conoce en persona. En el lobby dos quinceañeras le piden respetuosamente una foto, del mismo modo que lo hizo un compatriota que trabaja en el aeropuerto de Miami y se ofrece a orientarla en el recorrido por migraciones. Al llegar a la terminal, los agentes de inmigración tampoco se resistieron a la foto y en un conocido centro comercial una señora colombiana le ruega por un saludo para su hijo y no se reprime:  “!que vivan las diferencias!, que viva la gente original, la queremos mucho señora Tigresa y que viva el Perú”. 

Después de ver esto me queda claro de dónde salen los altos índices de sintonía que genera el personaje y que la hace tan rentable a la televisora anfitriona. 

Lo que no entiendo es por qué este supuesto atentado al buen el gusto debe ser objeto de burlas y cuestionamientos. ¿Quién decide qué es agradable para unos y desagradable para otros? ¿Qué está bien y qué está mal? ¿Por qué esa enfermiza conducta de juzgar al otro, de meterse en la vida de los demás tan propia de las redes?

En la televisión local la “Tigresa del Oriente” es casi un producto caduco frente a la tentadora oferta de chicos reality que garantizan juventud, escándalo y belleza… 

La felina parece saberlo y por eso en el otoño de su vida está dispuesta a seguir conquistando seguidores en otras latitudes donde la conocen más de lo que uno imagina.

Una pareja de novios árabes la contrato para animar su fiesta de matrimonio en un crucero por el río Nilo. Con ese excéntrico look y contratada por la misma cadena hispana, fue capaz de competir casi de igual a igual a la transmisión del mundial de fútbol cuyos derechos tenía la televisora latina de la competencia.

La “Tigresa del Oriente” responde con audacia a quienes la tildan de vieja. Por eso dio que  hablar en el reality de baile de Marcelo Tinelli en Argentina y hasta se atrevió a posar semi desnuda en una revista para adultos. 

Algunos la colocan en la misma dimensión que Susy Díaz y Tongo; se empeñan en considerarla como parte de la llamada “tele basura” pero a ella no le importa, sabe convivir con el escándalo. 

Lo cierto es que esta felina que aprendió a ganarse los frijoles con su desenfadado estilo, no nos representa a los peruanos, como dicen quienes la critican. No nos representa ni para bien ni para mal. 

Ella seguirá haciendo de las suyas para desdicha de los que sienten vergüenza ajena atribuyéndole más importancia de la que realmente tiene la mujer que un día dejo de maquillar y caracterizar artistas para convertirse en una de ellos, quien sabe más visible y potente que esos que siempre admiró en el camerino. Allá quienes han desarrollado el olfato de considerarla entre sus planes…

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