Primero lo primero: el gobierno central estimó en 4.2 % el apuntalamiento del PBI para el 2019. Pero el Instituto Nacional de Estadística (INEI) reporta que el crecimiento económico durante el primer trimestre del 2019, apenas fue de 2.28 %. La proyección del Banco Central de Reserva había sido de 3.2 % al inicio del año. El indicador revela una desaceleración respecto al 2018 cuyos tres primeros meses arrojaron lo que el BCR previó para hoy: 3.2 %.
Este resultado se explica en parte por el comportamiento más ponderado del sector Pesca que tuvo una dinámica menor que el año precedente y por la caída del sector primario (claro, el caso Las Bambas con el mediocre protagonismo del premier Salvador del Solar y la inquina que el presidente Martín Vizcarra ha tomado a este personaje por el mismo tema, han hecho lo suyo).
Sin embargo, el INEI también refiere episodios productivos sobre el buen desempeño de algunos sectores que hacen prever tendencias estimables para el futuro próximo. Uno de ellos la construcción (5,77 %) el cual – dicen los especialistas – causó “sorpresa” pues venía en cauce decreciente y solo se estimaba que crecería 5,33 %. El mes de marzo en particular anotó 3,19 % de tendencia hacia arriba gracias a la electricidad, gas, agua, telecomunicaciones, agropecuario, manufactura y comercio.
El Ejecutivo no debe limitar la lectura de estos indicadores – claro está – al campo económico y las turbulencias internacionales por las pugnas comerciales o intereses geopolíticos de las potencias. También tienen que ver los factores políticos internos. Uno de ellos es el desvanecimiento del apoyo popular a Vizcarra revelado a inicio de semana por la encuesta nacional urbano-rural de Pulso Perú (Datum) la cual revela que en los primeros cuatro meses del año el primer mandatario ha perdido 21 puntos de respaldo y que por primera vez el rechazo lo supera (48 frente a 45 por ciento).
En medio de esta relativa incertidumbre, una luz focaliza buenas noticias. El lunes 13 fue presentado de manera oficial el proyecto del futuro Terminal Portuario Multipropósito de Chancay, una inversión de capitales peruanos y de la República Popular de China ascendente a 3 mil millones de dólares que establecerá un ante y un después en la dinámica comercial de la costa Pacífico, contribuyendo al desarrollo, la diversificación del comercio y la industrialización del Perú.
Vizcarra debe comprarse como legado esta clase de iniciativas. En verdad lo ha hecho con el puerto de Chancay pero de manera reservada. La vice presidenta Mercedes Araoz y el ministro de Economía Carlos Oliva aparecen más entusiastas. Las expectativas económicas generales parecen cautas pero – como dijo un convencido Galileo de la rotación de la tierra – se mueve.
