Efraín Gómez Pereira
Author: Efraín Gómez Pereira
Periodista agrario

Pleno agrarioEl paro agrario de mayo pasado, cosecha sus primeros frutos. El gobierno de Martín Vizcarra, presionado por la demanda de los pequeños agricultores, agremiados en Conveagro y la Junta de Regantes, respondió tendiendo mesas de diálogo para tratar la agenda agraria, ninguneada desde hace tres décadas.

Las mesas técnicas en las que participan, además del Minagri, cinco ministerios, avanzaron en consensuar temas de interés que podrán, de ser implementados, empujar la nave agraria hacia su necesario despegue, y alcanzar en beneficios a más de 2.2 millones de pequeños productores agrarios y pecuarios.

Hay entusiasmo evidente en los dirigentes agrarios, pues tienen acceso permanente a los medios de comunicación, que generalmente son esquivos al tema agrario; tienen franqueadas las puertas de los ministerios para las coordinaciones; la Comisión Agraria del Congreso, los atiende sin previa cita; es decir, están de moda.

Tan de moda que el pasado 14 de junio, para el agro nacional, para la agricultura familiar peruana, ya es histórico; pues ese día, el Congreso de la República, el primer poder del Estado, dedicó un Pleno al tema agrario. Y no era para menos, estaba en agenda la discusión de 14 proyectos de ley que han estado en la espera desde sabe Dios cuándo.

La agricultura familiar, esa que nutre nuestras mesas, con el soporte del 70% de los alimentos que los peruanos consumimos día a día, finalmente en la agenda de la discusión política.

Pero no todo iba a ser color rosa. El entusiasmo dirigencial, por haber “logrado en consenso” la reestructuración del Ministerio de Agricultura y Riego, y con ella, la creación, nada más y nada menos, que del Viceministerio de Agricultura Familiar, chocó con la realidad de la burocracia enquistada en el aún Minagri. La voceada reestructuración no fue agendada para el Pleno Agrario. Primera zancadilla? Juego de la mecedora?

Al margen de la agenda del paro agrario, que buscaba mecanismos reivindicativos y de las mesas técnicas que abogaban por temas más sustantivos, el Pleno Agrario Histórico aprobó proyectos declarativos sin mayor trascendencia para los 2.2 millones de productores, que sueñan con un Estado promotor y defensor del agro, con un ministerio impulsor y acompañante de sus expectativas.

La andanada de proyectos aprobados menciona la promoción mercados de productores; protección de cuencas ubicadas en Puno; incentivos para la instalación de plantaciones forestales; inclusión de productores a través de cooperativas; necesidad pública la implementación de la siembra y cosecha de agua.

También promover un plan multisectorial de producción de papa; fortalecer el rol de la mujer en las comunidades campesinas; segunda etapa del proyecto especial Jequetepeque-Zaña; promover la reducción y prevención de pérdidas y desperdicios de alimentos en toda la cadena alimentaria; acceso de información sobre el origen de los alimentos.

Destacan, por su importancia y por la utilidad de su aplicación para los agricultores, el fortalecimiento de la planificación de la producción agraria; la promoción de la producción orgánica; la ampliación de vigencia del programa Agroideas, y la creación del impuesto a la venta de arroz pilado.

El siguiente paso es la necesidad de insistir, desde los gremios y las mesas de diálogo, para que la reestructuración del ministerio de Agricultura se haga efectiva; pues el solo hecho de tener un viceministerio de Agricultura Familiar, hará cambiar la mirada del Estado hacia el agro.

Los gobiernos priorizan la agroexportación, que representa al tres por ciento del universo agrario, con medidas de promoción y ventajas, que la hace competitiva, pero que no representa a todo el agro nacional. Con medidas adecuadas y oportunas, el agro familiar debe lograr un desarrollo competitivo. Ese es el reto. Para ello se debe trabajar por el uso de tecnología, información, planificación, sanidad, créditos, mercado, de manera articulada.

El viceministerio de Agricultura Familiar debe marcar e implementar la agenda. Los gremios deben fortalecerse, capacitarse, crecer en organización y representatividad. Estar atentos al juego de la mecedora y a los intereses económicos que moverán sus hilos para intentar trabar cualquier avance.

Los gremios y sus dirigentes que están ensimismados en las mesas de diálogo, deben abrir los ojos a los cambios que se vienen realizando al interior del Minagri y sus organismos descentralizados, donde se registra una peligrosa concentración de cargos de responsabilidad y decisión en profesionales ajenos al agro, abogados en mayoría, dejando de lado a técnicos y expertos de primer nivel. Está bien el diálogo, pero no el agua tibia para dejar pasar estas incoherencias.

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