Mario Fernández Guevara
Author: Mario Fernández Guevara
Periodista

Mario Fernández

Me imagino vivo hoy a Alfonso 'Pocho' Rospigliosi Rivarola cumpliendo 90 años. Con un rostro sonrosado, como siempre lo tuvo, ajado por el tiempo y convertido, quizá, en su vejez en un hombre feliz. Sí, estando de acuerdo con lo que decía en sus obras de teatro el actor, escritor y dramaturgo argentino Enrique Pinti al que siempre fue a ver actuar en Buenos Aires, "el que no ayuda a los viejos y necesitados, tampoco será ayudado por nadie". Y 'Pocho' aún con todas la mil historias que se tejieron a lo largo de su existencia (murió a los 58 años en 1988), fue, para mí, un hombre justo. Lo percibí durante los seis años (1980-1986) que trabajé a su lado en el Diario "El Comercio". Que no son pocos ni tampoco muchos. Pero llegué a conocerlo bien.

Sus sacos color naranja, celeste o azules eran inconfundibles en la Redacción del decano. Siempre con corbata y camisa blanca. Llegando a las diez de la mañana, retirándose a almorzar a su casa a la una y hacer su infaltable siesta para volver a las cinco y, tras dejar cerrada la edición, enrumbar en su automóvil manejado por Alejandro Zurita hacia la Av. Uruguay, sede de Radio El Sol para a las siete salir al aire con su famoso programa "Ovación". Cuando la hora lo ganaba, desde la propia sede de Deportes en Lampa y Miró Quesada, irrumpía en las ondas radiales con su frase inconfundible "donde se hace deporte, allí está Ovación".

No había viaje que hiciera al exterior que no volviera con regalos para todos. Y lo propio hacía en su programa de Canal 5 "Gigante Deportivo". Recuerdo que en uno de ellos me trajo un LP de Willie Colon con su famosa canción "Pablo Pueblo". Nombre que desde ese momento me identificó su hijo Micky. Invitaciones después del cierre a Pollos Hilton de su amigo y socio Jaime Tsukayama o a tomar desayuno en la Trattoria Italia en la Av. Colonial no faltaban.

Muchos episodios y anécdotas cada cual más espectacular viví al lado de Pocho aquí y en el extranjero. De triunfos imborrables como aquél del Centenario en 1981 sobre Uruguay por 1-2 con Tim de entrenador o el empate (1-1) con Argentina por la Copa América en Buenos Aires.

La última vez que hablé con él fue en 1988, año que falleció, tras mi vuelta de las Olimpiadas de Seul. Me llamó por teléfono. No era la voz potente de "donde se hace deporte.... Muy por el contrario. Lenta, midiendo sus palabras y para preguntarme cómo había visto a su hijo Micky transmitiendo con Elejalder Godos en Seúl. Un día antes de morir, me contaron que en su agonía pidió hablar con Mario. No sé si fue por mí o por Mario Grau.

FOTO:  En la céntrica Lavalle de Buenos Aires, con Héctor Madrid, Pocho y Germán Villalobos. Año 1987.

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