Maritza Espinoza Huerta
Author: Maritza Espinoza Huerta
Periodista

alangarcia170419NOTA DE REDACCIÓN

Hace dieciséis años la colega Maritza Espinoza hizo una amplia entrevista al ahora desaparecido Alan García en el diario La República. Como siempre, muchas temas se quedaron en el tintero. Sin embargo, algunas respuestas merecen recordarse, especialmente aquellas en las que el mismo AGP hablaba del Apra sin él.

Han dicho que deshoja margaritas y se ofrece en plazuela, pero Alan García, jefe del partido que tiene en sus manos la mayor parte de los gobiernos regionales, asegura que no se desespera por participar en el gobierno. Es más, en esta entrevista, el principal líder de la oposición manifiesta que, cuando peor lo trata el presidente Alejandro Toledo, es síntoma de que está a punto de hacer caso a uno de sus consejos. Algo así como una versión en las altas esferas de la política del archiconocido refrán: "Más me pegas, más te quiero".

 

¿Podría tomar fuerza el Apra sin Alan García?

Yo creo que sí. Porque el Apra es un discurso, un conjunto de proposiciones sociales. Quizás mi mérito es tener el coraje de decirlas a viva voz y arriesgando muchas cosas. La gente me dice te expones mucho, a veces hablas mucho, chocas con intereses que te van a aplastar. ¿Qué voy a hacer? Es mi obligación social. Yo no he venido para quedarme callado. Nunca me he quedado callado en mi vida.

 

¿Pero qué es el Apra sin Alan García?

Yo he dicho que el Apra es como el río Amazonas en la historia del Perú en el siglo veinte. El Apra es como un arañazo de Dios. Porque es una procesión de generaciones, promociones, de gente dispersa que abriga una esperanza inmensa que todavía sigue incumplida por el abuso y la injusticia social enorme que aún hay en nuestra patria. Y, como nosotros lo decimos, podemos ocupar un espacio del treinta o cuarenta por ciento de personas...

 

A pesar de lo que usted dice, existe la idea de que el Apra sin usted es el dos por ciento del electorado. ¿Por qué no se proyectan con nuevos rostros presidenciales?

Eso es lo que más quisiera yo.

 

¿No será usted una presencia demasiado imponente dentro del partido que impide que se generen nuevos liderazgos?

Primero, yo he sido presidente. Y lo digo para enfatizar que los apetitos y las expectativas de protagonismo están superados. Segundo, he tenido un largo período de reflexión, solo y perseguido, para pensar qué pasará con mi país y con mi partido. Tercero, tengo con el Apra una relación y una necesidad de fortalecerla como esquema. Usted tiene razón. Ojalá surgieran caras nuevas porque los que tenemos cincuenta años en el Apra ya somos viejos. Ahora, un líder no se inventa. Un conductor, un caudillo, un gran dirigente no se crea porque yo escoja a ese porque tiene una corbata roja o a aquel porque es más alto o bajo. Tiene que mostrarse a sí mismo. Los líderes se hacen en la lucha social. Yo invito a la juventud del partido a evidenciarse, a actuar, a protagonizar, a cometer errores, que son necesarios. A mostrarse públicamente. Yo soy el más preocupado en que nazcan nuevos líderes en mi partido.

 

Vuelvo a mi pregunta: ¿Por qué no ocurre eso? ¿No estarán demasiado abrumados por una imagen como la suya?

¿Pero qué solución tiene eso? ¿Que me vaya? Y si me voy, usted dirá que el Apra se cayó al dos por ciento, que me coma el tigre...

 

Aunque usted repetidas veces ha dicho que no sueña con ceñirse de nuevo la banda presidencial, sigue siendo la única carta del Apra para el 2006.

Momentáneamente, quizás la más visible.

  

Dígame otro nombre.

Tenemos un equipo de dirigentes importantes. Del Castillo es un hombre que ha ganado mucha legitimidad política. Mercedes Cabanillas ha sido ya candidata del partido. Mauricio Mulder es un hombre nuevo.

 

¿Tienen ellos perfil presidencial, doctor García?

¡Eso le toca decirlo a los votantes!

 

¿Se atreverían a competir con usted, en una elección interna, Del Castillo, Meche Cabanillas, Mauricio Mulder?

Yo pienso que ellos son personas que me quieren mucho, con los que tengo una relación de afecto entrañable, de lealtad mutua y de comprensión del destino del Apra. Ellos saben por las circunstancias me ha tocado a mí protagonizar. Pero yo le garantizo que si viera una posibilidad importante, sería el primero en ponerme de lado...

 

Pero no la ve...

Por el momento habrá que explorar las circunstancias y ver también qué hay al otro lado. Usted sabe que en política, que es un mundo de atracciones y repulsiones, menos racional que emocional, uno es de acuerdo a como está el otro. Hay que ver como se desempeñan las otras candidaturas, las otras opciones.

 

En Unidad Nacional hay una explosión de candidaturas presidenciales y en Apra no hay más presidenciables que usted.

Yo no confundo la explosión de ambiciones con la explosión de figuras públicas. No creo que en el Apra haya una carrera de ambiciones ni una carrera desesperada por protagonismos.

 

El otro día casi se cae el avión en el que usted viajaba. ¿Qué pasaba con el Apra si se caía de verdad y no había más Alan García?

Todo en política tiene una resultante: momentáneamente, el Apra hubiera ganado 18 gobiernos regionales con cargo a mi entierro (risas). Eso le pasó a Rahiv Ghandi que, en medio de una elección, fue víctima de un atentado y su partido ganó abrumadoramente las elecciones. Pero, claro, preferiría estar sobre la tierra para ver eso. 

LOS DEMONIOS CONTROLADOS

Usted dijo hace poco que ahora controlaba mejor sus demonios. ¿A qué demonios se refería, doctor?

En todo ser humano hay, evidentemente, pulsiones... -vale decir impulsos: es un poco afrancesado eso de pulsión- para actuar en ciertos momentos por emocionalidad. Usted los tiene, el director de La República también, todos tenemos. Pero la madurez consiste en ir controlando esos impulsos.

 

¿Por qué a la gente le es tan difícil creer que usted ha madurado, doctor?

Yo no diría eso después de haber tenido cinco millones de votos.

 

Pero hay una cierta sensación en la gente de que usted no ha cambiado del todo...

En alguna gente. Serán los que no votan por mí.

 

Pero de repente hay quienes votan por usted aún pensando que no ha madurado.

Yo creo que nadie da su voto haciendo esa lógica. Y nadie es dueño de la conciencia de las personas para hablar en nombre de ellas.

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