Personas que en su trayectoria y experiencia, traduzcan poseer valores y principios útiles para renovar la política y nuestras instituciones.
Personas que exhiban convicción de amar y respetar a nuestro país, su historia y mejor si tienen ya trayectoria de lucha por temas relevantes o de defensa de intereses importantes para determinadas regiones y el país mismo.
Personas que representen a mujeres y jóvenes organizados, dirigentes y líderes de instituciones privadas y organizaciones de pequeños empresarios por regiones o nacionales con propuestas concretas para el país.
Personas con vocación de servicio, capacidad de diálogo, respetuosas de los demás y de los altos intereses nacionales y capaces de proyectarse hacia el futuro y trazar planes más allá de 15 o 20 o 30 años hacia adelante.
No pueden llegar personas que solo les interesa la plata, capaces de posponer los intereses nacionales para sacar ventajas personales. Tampoco quienes por única virtud puedan exhibir el saber levantar la mano, cuando se les diga.
No pueden llegar los integrantes de partidos que solo defienden intereses por fuera de las instituciones peruanas y que se dedicarán a recuperar lo que invirtieron al comprar el lugar en que postularon al Congreso.
No pueden llegar los que poseen dinero sucio y quieren protegerse de las persecuciones penales de que son objeto, comprando la inmunidad parlamentaria y votando ciegamente por lo que le pidan, para conservarla.
No pueden llegar los que se vinculen a lavado de activos, porque ello supone el ingreso de la delincuencia al poder ni quienes atentan contra las instituciones para socavarlas y manipularlas a gusto. En eso no hay vocación de servicio ni de desarrollo ni nada distinto a todo lo que repudiamos los peruanos.
La nueva política, exige que todos los peruanos estemos atentos y despiertos, y podamos investigar y averiguar, antes de que nos vuelvan a engañar, a través de las apariencias y mentiras. Hasta ahora estamos pagando caros los errores y el país no los podrá soportar siempre.
