Roberto Rodríguez Rabanal
Author: Roberto Rodríguez Rabanal
Sociólogo, pastdecano presidente del Consejo Nacional de Decanos de los Colegios Profesionales del Perú.

Reformas revolucionariasLo sucedido en la primera prueba de selección de los miembros de la Junta Nacional de Justicia -que reemplazará al exCNM, tan asociado a la organización criminal los cuellos blancos del puerto- constituye un revés inicial. Sólo 3 de 104 postulantes aprobaron la primera evaluación, a quien ocupó el primer lugar se le cuestiona por sus incalificables publicaciones reveladoras de un perfil ajeno al que se requiere para designar y evaluar jueces/ fiscales; y el contenido de la prueba parece más pensada para cumplir otros objetivos; todo lo cual afecta el proceso; obligando a la convocatoria de un nuevo concurso.

Que la Comisión de Constitución del Congreso acordase archivar el proyecto de reforma de la inmunidad parlamentaria presentado por el Gobierno, para que los parlamentarios no sean juez y parte, revela que los otorongos carecen de propósito de enmienda. A esta posición de impunidad del fujiaprismo se sumaron AP (García Belaunde) y APP (Marisol Espinoza), poniendo piedras en el camino de las reformas.

Reformar es cambiar. Esto puede ser un paso aislado, limitarse a pequeñas cuestiones formales y quedarse en el simple barniz; o puede formar parte de una propuesta integral sobre las cuestiones de fondo y enrumbando el proceso hacia transformaciones cualitativas en el Estado y la sociedad.

Quienes hablan de reformas y actúan reactivamente se circunscriben a responder coyunturalmente, carecen de un proyecto nacional de desarrollo y se supeditan a los maquilladores de la desigualdad y la injusticia social. Quienes contraponen las reformas a una supuesta revolución reducida a discursos incendiarios sin acciones con la población, caen en el extremismo reformista, que es una variante de aquello que critican.

Por ende, es prioritaria una reforma política integral. En esa línea, las reformas se podrían convertir en revolucionarias si, por ejemplo, se aprueba efectuar elecciones primarias abiertas simultáneas obligatorias, organizadas conjuntamente con la ONPE. Esto ya existe por ejemplo en Argentina y el próximo mes se llevarán a cabo. Que sean elecciones abiertas significará reemplazar el poder del dinero y el manejo cerrado de las cúpulas manipuladoras de siempre; por la participación ciudadana y el ejercicio de la más amplia democracia, facilitando la renovación de liderazgos y coadyuvando a institucionalizar los partidos a fin de que funcionen dinámicamente y no sean clubes electorales o franquicias. Que sean simultáneas y obligatorias impedirá que los profesionales del oportunismo postulen una semana en un partido y si no son elegidos se pasan a otro para comprar su puesto.

Reformas sí, con la activa participación de hombres y mujeres y no a través de una conversación Gobierno-congresistas de espaldas a la gente, que sería más de lo mismo. Tal como dije cuando el presidente Vizcarra anunció la realización del referéndum en su mensaje del 28 de julio de 2018, pero no daba el paso siguiente, el poder ciudadano tiene la palabra; recordando que fue la presión social la que obligó al Congreso a aprobar los proyectos de reformas y luego el Gobierno convocó al referéndum del 9 de diciembre.

Es la hora de comprarse el pleito por la reforma política integral. Esto es un asunto ciudadano y ético y no principal ni exclusivamente jurídico, ni de ilustrados. Organización y movilización para pasar de la protesta a la propuesta y de la indignación a la acción, sería la base para un nuevo referéndum. Si de reformas revolucionarias se trata, requerimos continuidad en los cambios y no continuismo; y como dice el refrán, no hay primera sin segunda.

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