Maritza Espinoza Huerta
Author: Maritza Espinoza Huerta
Periodista

Maritza Espinoza

Muchos se sorprenden de que en el sur del país, las regiones más andinas, haya tan poco coronavirus, mientras en el norte y la selva, tristemente, estamos llegando casi a los niveles de Guayaquil.

Quiero ensayar una hipótesis que tiene que ver con la idisioncracia y es bien simple: el andino guarda siempre sus distancias, es discreto en sus afectos, nunca habla en voz alta. Los padres no andan apapachando a sus hijos en público y las parejas no se hacen grandes demostraciones de afecto físico. Salvo en las fiestas patronales, no parrandean en grandes grupos y prefieren los grupos pequeños e íntimos.

En cambio los norteños y selváticos son extrovertidos, risueños, se tocan, se carcajean y celebran a morir. Imaginarse encerrados a las cuatro de la tarde debe ser insoportable para ellos.

Es más fácil guardar la distancia en el primer caso, como ha ocurrido con los alemanes y nórdicos, y es algo que les sale de manera natural.

El gobierno tiene que tomar en cuenta esas diferencias antropológicas para manejar el tema de la pandemia. Es hora de hilar fino y dar normas diferenciadas. Sospecho que así funcionará mejor.

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