En 1950, el general Manuel A. Odría se presentó como candidato a la presidencia del Perú.
A fin de enfrentar a su gobierno surgido de un golpe militar, la oposición presentó la candidatura del general Ernesto Montaigne. De manera inmediata, Odría hizo apresar y desterrar al otro postulante, y de esa manera llegó a las justas electorales como candidato único.
Parece una historia de García Márquez referida a un pasado ignoto, pero la verdad es que algo muy similar puede repetirse en el Perú del 2020.
EL VOTO PREFERENCIAL
Las balotas que recibe el elector son fruto de una trampa y de un negocio. Ejemplo, si el partido A o el partido F consideran que van a obtener el 10 % de los sufragios, presentan una lista por los 130 representantes. Saben que por su 10% les corresponden 13 asientos y por ello la cúpula limeña del partido decide quiénes son esos 13, y a cuánto los venderá.
También decide quiénes van a ser el resto, ó sea el relleno.
Por supuesto, después, la cúpula negocia al mejor precio los 13 que van a salir sí o sí. Por eso tenemos el congreso que tenemos.
El voto preferencial es una modalidad del sufragio que le permite al elector decidir a quién escoge para ser elegido entre todos aquellos que presente el partido. Vale decir, que aunque le presenten todas las balotas en un determinado orden, el votante común y corriente decide quién va a ser electo.
Con el voto preferencial, los ciudadanos que recibieron más votos individuales son electos. De esa manera, no son necesariamente ganadores aquellos cuyos nombres van del uno al 13, sino cualquiera que haya recibido mayores preferencias. Puede ser elegido el candidato 90 o el 130, por ejemplo.
Con la abolición del voto preferencial, no habrá sorpresas. Antes de los comicios, se sabrá quiénes van a ser los representantes elegidos.
Y no solamente eso. El negocio de las cúpulas partidarias será redondo. Porque, ¿quién decide a quienes se va a poner en los primeros puestos de la lista, o sea a los que van a ser necesariamente electos?
El líder o la cúpula del partido, desde Lima, por supuesto.
¿Cuánto debe pagarse para estar entre los elegidos?... Eso lo decide el líder del partido.
LAS ELECCIONES INTERNAS
A mí siempre el voto preferencial me ha parecido un método justo. Se le opone sin embargo el cuestionamiento de que los candidatos más ricos harán mayor campaña y obtendrán más preferenciales. Por eso el gobierno está proponiendo elecciones internas previas que necesariamente serían monitoreadas por la ONPE.
La propuesta del gobierno ha llegado hasta el Congreso que ya conocemos y por supuesto, la mayoría aprofujimorista está en desacuerdo. Si ellos ganan, lo tendrán todo en bandeja: no habrá voto preferencial ni elecciones internas.
Los electores irán a votar, pero las sillas del congreso ya tendrán dueños antes de las elecciones.
Si antes era una opción razonable ahora es un imperativo urgente cerrar el Congreso y convocar a una Constituyente.
¿Puede llamarse democracia a un sistema en el que el pueblo recibe las cartas marcadas?... No tendremos tiempo de responder a esta pregunta porque el Congreso FUJIMORISTA DECIDIRÁ, PERO LAS CURULES ESTARÁN COMO SIEMPRE A PRECIO DE GANGA