María del Pilar Tello
Author: María del Pilar Tello
Periodista, abogada y politóloga

57538063 10157314367866057 7648851160878546944 n resultadoEn el principio estaba el verbo dice la Biblia y así lo entendió Alan García que tuvo en la palabra su mayor bastión de convicción, persuasión y poder. Era inmenso en el discurso en manifestaciones electrizantes que llenaban mentes y corazones. Y nadie era indiferente. Llegó al alma del Perú con su sonrisa y su entusiasmo. Y laceró ese espíritu colectivo con su postrera carta, obra maestra de la expresión política y humanista, corta y precisa para reflejar ese momento cumbre de la existencia humana en la que el hálito vital nos abandona. Fue su protesta ante el asesinato moral que sufrió, Por gesto propio dio por cumplida su misión.

¿Quién miente al borde de la muerte? Alan García dejó para la posteridad la seguridad de su inocencia anunciando que no habría descubrimientos de coimas, cuentas  ni sobornos. Y a sus enemigos les dejó su cadáver que frustró celebraciones anticipadas por haber logrado poner tras las rejas a quien sin dudarlo era el mayor trofeo político. Alan García preso era el sueño de adversarios y enemigos. Pero como escribió decidido “Los derroté nuevamente”.

La conmoción que produjo la lectura del texto en la voz trémula de su hija, Luciana Victoria García Nores, se extendió a todo el país y llegó al mundo como el último gesto de un grande que prefirió la muerte a la indignidad. Y su multitudinario sepelio en plena Semana Santa así lo testimonia.

Quienes tuvimos el privilegio de conocerlo cercanamente sabíamos que el honor y su imagen en la historia eran sus activos intangibles. Valores que siempre dijo nunca hubiera sacrificado a las riquezas materiales. Lo primero fue su misión, la que se impuso bajo la influencia de su madre, Nita Pérez de García, recia maestra, luchadora y sensible poeta, y del fundador del Apra, Víctor Raúl Haya de la Torre, progenitor intelectual y político que le inspiró el orgullo de ser aprista y puso en su mente la urgencia de la justicia social. Ese mismo orgullo que dejó a su partido junto a la dignidad de sus decisiones que legó a su familia.

Quisieron encarcelarlo sin pruebas en inmenso error histórico de la justicia peruana que presentó ante el mundo un rostro fascistoide. No se arresta a un ex presidente sin investigaciones contundentes. Murió amparado en la presunción de inocencia a la cual se aferró en defensa de su honor.

La bala que segó su vida fue su grito de libertad. En el país y en el mundo lo escuchamos con sorpresa, dolor, rabia, culpa. Su desaparición respondió a su voluntad pero las causas están en la persecución innoble y al acoso mediático con que quisieron estigmatizarlo. Por eso enrostró a sus enemigos y les dejó su cadáver. Pero no cesaron y en las redes, la tecnología se hizo sinónimo de barbarie y de pobreza moral, con falsas  imágenes para afirmar que Alan García seguía vivo y así despojar al momento de su solemnidad.

Es “Una fuerza de la naturaleza” escribió el legendario periodista francés Marcel Niedergang en Le Monde cuando asistió a la juramentación, en 1985, del presidente peruano más joven de la historia. Se refería a la fuerza de su juventud y al verbo flamígero que unido a su carisma le ganó la admiración suprema pero también inmensas envidias y odios de enemigos y adversarios. Muchos vivieron de la notoriedad de los ataques que fueron aumentando para tratar de expulsarlo del corazón de los peruanos. No lo lograron. Prometió que nunca lo verían “enmarrocado” y lo cumplió al costo más alto.

El gobierno de Martín Vizcarra y el Ministerio Público están cuestionados por el exceso de tratar de detener a un ex presidente sin pruebas ni acusación fiscal. El APRA está unida alrededor del símbolo de orgullo que él le dejó y ha renacido en la protesta y el dolor.

Que su último gesto sirva para que la patria supere esta etapa de atropello indiscriminado. Que la lucha contra la corrupción se cumpla con respeto a las garantías, derechos y libertades. Que las investigaciones sigan pero que las cárceles no se llenen de presuntos culpables. Recuperemos nuestra humanidad, respetemos su decisión suprema de quitarse la vida.

Espacio Publicitario