24 de febrero de 1864, nace José Pardo y Barreda, abogado, diplomático y político que ocupó la Presidencia del Perú en dos ocasiones: entre 1904 y 1908 y entre 1915 y 1919. Fue hijo de Manuel Pardo y Lavalle, líder del Partido Civil y presidente del Perú y nieto de Felipe Pardo y Aliaga.
Su primer gobierno mantuvo una sólida política externa que tenía su base firme en la no cesión de territorios nacionales. Su segundo gobierno se caracterizó por la violencia política y social.
Tras ser derrocado por Augusto Leguía, fue desterrado a Nueva York. hasta que en 1944 retornó al Perú alentado por una opinión pública favorable, recibiendo homenajes que le hicieron experimentar intensa satisfacción, al reconocérsele como a uno de los más hábiles estadistas y patriotas que tuvo el Perú.
24 de febrero de 1924, nace en el Callao, Óscar Avilés Arcos, famoso guitarrista criollo, compositor, arreglista, cantante y productor discográfico. Es reconocido por todos como La Primera Guitarra del Perú por su forma de interpretarla, siendo característicos sus silencios musicales y laureado por la Organización de Estados Americanos-OEA como símbolo de la identidad peruana.
Su gusto por la música criolla se inició escuchando a su padre, quien en reuniones familiares y amicales tocaba y cantaba música peruana. Fue su abuela materna, Carmen Galván, quien le enseñó los primeros acordes de guitarra. Estudió en el Conservatorio Nacional de Música.
Formó e integró destacados grupos criollos como Los Trovadores del Perú, Los Morochucos y Fiesta Criolla.
Acompañó musicalmente a los más destacados intérpretes nacionales destacando hasta la actualidad el dúo que conformó con Arturo “Zambo” Cavero.
24 de febrero de 1984, Día del Santuario Nacional Laguna de Mejía, declarado así por Decreto Supremo. Se ubica en la provincia de Islay-Arequipa y tiene una superficie de 690 hectáreas. Es lugar de descanso para aves migratorias, principalmente las que provienen del hemisferio norte.
Su vegetación dominante es el junco, totora y los gramadales asociados con Salicornia fructicosa.
En este Santuario Nacional se busca proteger la avifauna residente en peligro de extinción, así como las especies migratorias; conservar el refugio de las aves migratorias en sus rutas norte-sur; preservar el hábitat para especies endémicas en peligro de extinción; mantener importantes asociaciones de flora silvestre propias de los ecosistemas acuáticos del litoral y promover el desarrollo económico de la región mediante el desarrollo de la actividad turística.