Eloy Jáuregui fue un hermano mayor para todos quienes le conocimos en el periodismo. Hoy sábado 13 de enero hubiera cumplido 71 años. Se fue el pasado domingo.
¿Te acuerdas, poeta, de esa vez que descubrimos, muertos de la risa, que de tu ventana se veía el árbol de palta de mi jardín?
¿Y de cuando, una mañana -era vísperas de navidad o algo así-, te apareciste con el Lucanitas y una botella de vino a alterarme la agenda completa?
¿Y de esa conversa telefónica que no acabó sino cuando me dio hipo de tanto reír?
¿Y de esa otra que no respondí pensando, estúpidamente, en mis ridículas prisas? "Ya lo llamo otro rato", pensé y ahora me entero de que ya es muy tarde.
Y me queda siempre la duda de qué hubiéramos hablado, de qué momento de soledad no se llenó, de qué pensaste y a quién llamaste después.
Perdóname, poeta. Por ese silencio, por la amistad tardía, por haber leído recién tus poemas de Hora Zero y descubrir que eran un único, genial y larguísimo poema donde sólo cambiaba la mujer que entraba en tu corazón.
Poeta terrible, travieso, entrañable.
Poeta que traías la amistad en los genes y en la mirada chinita. Poeta antes que cualquier otra cosa.
Poeta que te fuiste sin despedirte, como siempre.
