Eloy Jáuregui
Author: Eloy Jáuregui
Periodista, poeta y docente universitario.

Eloy Jáuregui

Los secretos del timbalero peruano Tony Succar que arrasó con los mejores Latin Grammy venciendo a los mejores músicos de Latinoamérica

1.

Los padres de Tony Succar vivían en Chosica y sobrevivían con la orquestita familiar que animaba en todo Lima cumpleaños y matrimonios. El padre tocaba varios instrumentos y la mamá cantaba. Tony apenas escuchaba pero ya se le había metido el bicho del cajón peruano. Hace unos días mientras recibía uno de los Latin Grammy por Mejor álbum de salsa –le había ganado a las bandas de Eddie Palmieri y Mario Ortiz– recordó al nonagenario abuelo que lo educo y al Perú que lleva en las entrañas.

El timbal es el hijo pobre de las percusiones latinas. Apenas dos tarolas y un par de cencerros. Pero para el músico peruano Tony Succar, el timbal es el instrumento fogoso que conecta los cueros con la masmédulas de las caderas. Y él siempre reconoció que la vez que vio tocar a Tito Puente en los cielos de la élite musical de Miami, aprendió que también un “pailero” puede ser un buen arreglista y mejor productor.

En el Perú muy pocos lo conocían y la música en las ganó en la categoría más reñida y peleada por excelentes artistas no es programada por las emisoras “salseras” en nuestro país. E incluso, luego de la noticia del triunfo de Succar, se sigue ignorando su brillante trayectoria que según sus propias palabras: “Tengo la disciplina nikkei y la calle del peruano”. Y cierto, si no fuera disciplinado y con ese toque de genialidad, sería un músico más en ese huachafo Miami –en donde radicó con su familia desde que tenía tres años– y apenas lo conocerían como “El chino”, un percusionista y productor peruano-estadounidense, de medio pelo.

2.

Pero que desde que obtuvo la licencia especial de la familia de Michaell Jackson para trabajar en un disco con temas clásicos del Rey del pop, y luego, cuando produjo “Unity”, un disco que reúne a las voces más impresionantes de la escena musical mundial, la marca de este músico peruano se disparó de manera sideral. Pero él siempre recuerda que no tiene mucho talento, pero nadie le gana en disciplina. Y que trabaja entre 16 a 20 horas diarias sin domingos ni feriados y que no se duerme sin terminar lo que tiene que hacer.

Y parece increíble que una de las dificultades  en su trayectoria haya sido la moda. Tony Succar, en ese caso es un clásico. Y se indigna al comprobar  que hoy los géneros latinos sean en 99% de la llamada música urbana. Entonces se trenza contra el reggaetón que hoy ha subido como la espuma. Para Succar, producir un reggaetón hoy es lo más elemental y fácil elaborar. Basta con unas letras provocativas, con videos lujuriosos, un ritmo monotemático y el poder de las redes. E Instagram hace el resto.

Y este Tony Succar resulta un producto tradicional peruano. Su raigambre musical le viene de familia. Desde sus bisabuelos paternos, el compositor mexicano Lauro D. Uranga y la bailarina de flamenco española Adelina Esteve Gregory. Así, el papa de Tony, Antonio F. Succar, es un buen pianista y su madre Mimy Succar Tayrako Sakaguchi cantante. Tony desde niño ya tocaba el llamado The Peruvian Cajon, y desde los 13 años comenzó a tocar la batería con la orquesta de sus padres en las mejores bodas y otras funciones en Miami.

3.

Siempre su arte entonces fue el la fusión, siempre por lo mestizo y criollo. Pero que ama a su patria, eso sin duda. Porque por parte de madre se apellida resulta nikkei, vamos y eso es un gran capítulo de identidad peruana. Y por padre es de apellido europeo, y él mismo dice que es de barrio limeño, es decir, que tiene calle. Pero que además, también es medio gringo pero que llora frente a un plato de cebiche y reza con el Señor de los Milagros. Y como es pelotero, se computa Ronaldinho porque le gusta hacer paradas en seco con su timbal, usa la finta y el amague, y asegura que con cuando toca hace huachitas.

Y hace unos meses regresó al Perú y siempre busca a sus patas. A los músicos Tito Manrique, Gigio Parodi y Mariano Ly. Pero trata de estar cerca de Deyvis Orozco, con quien lo vimos en un concierto multitudinario con los herederos del Grupo Néctar. Y también visita el Callao, donde en el barrio de Atahualpa tiene su rostro en un gran mural de los clásicos salseros. Y cuando hay que tocar, llama a la orquesta de los Zaperokos y se manda unos solos de timbal que hasta hoy sigue sonando en las esquinas chalacas.

Cierto, nunca antes un músico peruano había obtenido los Latin Grammy  en  las categorías Mejor álbum de salsa y Productor del año. Cetro que lo encumbra junto a artistas de la talla de Alejandro Sanz, Rosalía, Andrés Calamaro, Fonseca, Juan Luis Guerra y Alejandro Fernández entre otros.  Tony Succar hoy es reconocido por su producción “Más de mí”.  Pero tiene una gran deuda y una inmensa pena. Que no solo lo descubran en Wikipedia sino que lo reconozca en su Perú.

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