Rafo León
Author: Rafo León
Periodista

culpable y hastaLa especie humana es el residuo descartado de otras auténticas manifestaciones de vida, dignas, hermosas, valientes, como los colibríes, los helechos babilonios o los tigres blancos. Somos detritus, mal hechos; nacemos antes de tiempo y por eso no sobrevivimos de manera independiente a la madre, y ahí es donde comienzan los problemas, pregúntenle al doctor Sigmund.

Y dentro de esa especie pútrida y decadente los varones ocupamos los escalones más bajos, llegamos a la abyección, lo escribo sin ningún afán clientelista, me siento parte de esa sub especie de mamones violentos, rudos, anafectivos y cada vez más inútiles.

Ahora bien, hasta para esos desastres que somos los varones, valen los derechos humanos, entre otras consideraciones derivadas de un concepto de justicia que pone a hombres y mujeres en el mismo nivel, el ideal de la justicia invidente.

¿Pero, es realmente así?  Planteo un caso menos hipotético que real.

Un hombre es denunciado por agresiones físicas, psicológicas y sexuales por una mujer, ante un sitio web que tiene la noble tarea de recoger episodios como ese y difundirlos abnegadamente en las redes, con el objetivo principal -encomiable ciertamente- de desenmascarar a ese macho abusivo, castigarlo ejemplarmente con la muerte civil y como reza en alguno de esos sitios, “lograr que todo el mundo te dé la espalda”.

La divulgación de los casos en esa plataforma  no pasa por ningún proceso de cruce de información o verificación. Se parte de que la mujer (nunca el varón) agraviada es digna de ser creída de antemano puesto que la presión social, la vergüenza, el miedo, le han impedido hablar hasta el momento y peor aún, plantarse ante la justicia y exigir un proceso contra el agresor.

Como principio se entiende y en mucho el sustento tiene validez.

Lo único malo es que se baypasea un principio de derecho universal reconocido por NNUU: el derecho a la presunción de inocencia.

En algo el asunto se parece a la pena de muerte. Si la supuesta víctima se disculpa luego de la denuncia o es investigada y se descubre que es un fake creado para dañar al acusado, quién le devuelve a este la dignidad perdida, la entereza hecha añicos en mensajes que se multiplican por cientos de miles en las redes? Para no mencionar la secuela que continúa al exterminio moral y existencial del individuo: pérdida de trabajo, separación de instituciones a las que había pertenecido, destrozo familiar. ¿Costo social, que le dicen?

Otra posibilidad: la supuesta víctima se anima y judicializar el caso. Se hacen las investigaciones y un juez concluye que no existe delito y cierra el proceso.

Lo más probable será que las organizaciones a cargo de recoger los abusos contra las mujeres, al menos las radicales, sostengan que el fallo se debió a que el juez era hombre. Y la difamación ya no solamente será contra el pobre imbécil que comenzó todo sino que ahora incluye al alto magistrado.

Qué debió haber ocurrido entonces para que la supuesta víctima hubiese ganado el juicio con justicia, valga la redundancia? Lo óptimo, que una juez lo hubiera decidido así, o quizás un juez rara avis hubiera procedido de igual manera.

No juego a favor del género al que pertenezco por nacimiento ni lo que vale este pucho de cigarro (dice el sabio tango) pero acá hay algo que no cuadra.

Conozco a una persona, un cincuentón correcto y confiable, que está en este momento metido en un infierno similar, que yo no se lo deseo ni a Vladimiro Montesinos. No pongo las manos al fuego por este conocido ni por nadie pero sí lo incluyo en el grupo humano (es decir la totalidad) que al ser ciudadanos, son también sujetos de derecho.

¿Qué debe hacer esta persona, si cada argumento que publica es reinterpretado en la trinchera del frente como cobardes justificaciones falocráticas? ¿Es que no juega acá la necesidad de la prueba y su respectivo peso? 

Claro, derramada la mierda en las redes ya no hay necesidad de que la chica o el fake, inicien un juicio, la suerte está echada y un hombre menos contaminará el impoluto purgatorio femenino.

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