Author: Gerardo Sosaya Saavedra
Ex director del diario Líbero, Todo Sport, de la revista El Gráfico Perú y del portal digital ovacion.pe

423716832_901916078600319_730888912251732170_n.jpgHemos escuchado sorprendidos e incluso indignados a varios colegas, especialmente del ámbito radial y televisivo, armar un escándalo por la contratación de Chile al entrenador argentino Ricardo Gareca, al que han llegado a tildar de desleal, traidor y malagradecido.
Creemos que nuestros colegas han olvidado que Gareca es un profesional y tiene la libertad de trabajar con la institución que requiera de sus servicios.
Estos mismos críticos parecen olvidar que El Tigre lleva seis (6) meses desempleado porque a los "dueños" de la Videna no les pareció renovarle el contrato. Tenían todo el derecho de hacerlo, así como el técnico de buscar un nuevo empleador.
¿Por qué sorprenderse si en sus propios canales de televisión y radios suelen arrebatarse a las conductoras y reporteros de la competencia y permanecen callados? Este fenómeno es común en el fútbol, el vóley y otras disciplinas, donde el romanticismo en el deporte ha pasado a un segundo o tercer plano. Ahora lo que prima es asegurar el futuro de las familias.
Otro sector está preocupado porque Gareca conoce a los jugadores y al fútbol peruano, creyendo que eso es una ventaja para la selección chilena. ¿Acaso no saben que Fossati y todos los técnicos de las selecciones sudamericanas no han estudiado a Chile y a sus jugadores?
En el fútbol ya no hay secretos; todo se sabe. Por lo tanto, el hecho de que nuestro clásico rival del sur haya contratado a Ricardo Gareca no nos favorece ni nos perjudica en nada. No debemos darle demasiada importancia al tema y centrarnos en que nuestros jugadores recuperen su nivel para retomar las posibilidades de clasificación y mejorar nuestra ubicación en la tabla de posiciones.
Si las “amantes” de El Tigre se han sentido ofendidas porque firmó con Chile, debieron hacer una “chanchita” y ofrecerle un trabajo, en lugar de hablar tantas tonterías que solo los deja mal parados.
No confundamos el cariño y agradecimiento que los peruanos le tenemos por habernos llevado de vuelta a un mundial después de 36 largos años. Pero, de ahí a criticarlo y tratar de desacreditarlo por aceptar la propuesta de Chile, nos parece una exageración.

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