Gonzalo García Núñez
Author: Gonzalo García Núñez
Ha sido Director en el BCRP, profesor de la UNI y visitante en la Cátedra de las Américas del IDA Francia.

Paro agrarioMiles de activistas agropecuarios  de CONVEAGRO y numerosos usuarios de las juntas de regantes se movilizaron durante el paro agrario en todo el país.  Exigen un dialogo urgente al gobierno para enfrentar juntos los problemas de los trabajadores rurales, hoy agravados por la crisis campesina.  

En las carreteras interrumpidas por las marchas ciudadanas, también se observaron las coincidencias evidentes de la protesta con los reclamos airados de los transportistas por los peajes abusivos.   Y, a ellos, se sumaron las protestas de los   demás integrantes de los eslabonados procesos y circuitos productivos agrarios, agroindustriales y de exportación no tradicional.

Como se describe en el gráfico adjunto, la cuestión agraria articula proveedores y usuarios de los insumos, procesos y productos de la producción rural. Estos van tejiendo circuitos hechos de encadenamientos, apenas   visibles, que conectan el trabajo de millares de productores independientes con las necesidades de los consumidores, la demanda de los mercados ciudadanos en variado tipo de transacciones, que incluye el autoconsumo en zonas alejadas y distantes.

Por eso la cuestión agraria  no es solo  un problema sectorial. No. Convergen varias políticas institucionales, grupos sociales, pueblos originarios, intereses económicos, costos y precios, márgenes financieros, y sobre todo, el ingreso de  portadores de la transformación tecnológica del campo, goteando el agua o erigiendo torres de telecomunicaciones. Los une el propósito central: el bienestar y protección de  las familias campesinas y rurales al generarse mayores excedentes en los negocios rurales.

De allí  nace el imperativo de (de)construir estos circuitos productivos cuyo primer eslabón está en el piso base o sea la producción agraria, forestal, pecuaria, en fin,  pero que luego sus productos se vinculan a la actividad comercial, industrial y de mercadeo, a través de redes  institucionalizadas de circulación, mercados, retail, envases.

Paro agrario 2Urge para hacer eso la concentración de la mayor capacidad institucional del Estado mediante la participación calificada de los organismos de promoción y aliento a  la inversión no pública y a los mercados internos, en especial allí donde las transacciones de mercados son de acceso difícil o inexistente. O está siendo socavada por la corrupción.

Lo primero en esa dirección transformadora es sin duda recoger la plataforma de lucha de los hombres y mujeres del campo. Examinar en sendas mesas analíticas lo que es compatible con las mutuas  posibilidades de las instituciones encargadas de encontrar salidas a las demandas del sector.

E instalar de inmediato centros activos de innovación, capitalización, propagación y resolución de los problemas de sus principales circuitos, la idea original de las CITES. Desanudar los obstáculos que se encuentren a lo largo de los eslabonamientos  entre los procesos de producción y circulación del  capital, sobre todo en las regiones alto andinas y amazónicas.

Por supuesto que un nuevo enfoque del financiamiento rural es necesario para asegurar el flujo de inversión en las distintas etapas del proceso de trabajo de la pequeña y mediana agricultura.

Lo que vuelve a traer a la agenda, la necesidad de  la asociatividad, la modalidad de rigurosa acumulación social de los resultados de los procesos, la capitalización y renovación de los equipos y herramientas, la mejora sustancial de las condiciones de vida y trabajo de los trabajadores rurales, los agricultores y usuarios de agua.

Lo que se empezó a discutir, señala el CEPES en una declaración pública,  en el  fenecido CONACA, sigla de un consejo multisectorial  fallido por  que no tuvo aterrizaje oportuno y que es el antecedente cercano de la nueva mesa sectorial que ofrece el gobierno actual.

Lo que nadie quiere en estos tiempos de descreimiento que las mesas de dialogo se queden en palabras a la espera de las nuevas promesas de un próximo   nuevo ministro/a. Por eso el paro.

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