Antero Flores-Araoz
Author: Antero Flores-Araoz
Jurista y político

El oficial en retiro Antauro Humala Tasso, según me dicen, acaba de responder un cuestionario de picantes preguntas y ello desde el establecimiento penal en que se encuentra recluido, cumpliendo sentencia condenatoria que le fuese impuesta por el luctuoso levantamiento en armas, perturbación del orden público y homicidio de policías en actos vandálicos y criminales que se iniciaron el primer día del año 2005.

Algunas personas piensan que no se le debería dar tribuna a antisociales y delincuentes que tratan de destruir nuestro país, para desde sus cenizas construir uno nuevo con reglas de opresión y pauperización, pese a que digan lo contrario. No está mal que se les dé tribuna para que expongan sus ideas trasnochadas y para que los ciudadanos de bien se den cuenta de sus tropelías e intenciones de seguir con las suyas destruyendo al país.

Si bien es verdad que aún tenemos pobreza y pobreza extrema, no es menos cierto que en los últimos lustros ella ha decrecido significativamente y se ha incrementado la clase media, ello gracias al emprendedurismo, a las clases emergentes que han accedido a educación universitaria, pero sobre todo a la vocación de ascenso de nuestros compatriotas. Antauro Humala desconoce con desvergüenza todo ello, ignorando que solamente con el trabajo se logra bienestar, y que si no hay inversión, tampoco hay trabajo.

El nicho de mercado político inicial de Antauro Humala son los reservistas, esto es personal de tropa de las Fuerzas Armadas que se licenciaron luego de cumplir su servicio militar, lo que nos debe llevar a pensar que si bien recibieron formación para el combate, no la recibieron para diferenciar la realidad del discurso levantisco, que lejos de propender al desarrollo de un Perú mejor, bajo falsas promesas, solo lo empeorará. Todo esto significa que en nuestras Fuerzas Armadas y Policiales tenemos un reto formativo en civismo y por la defensa, no solo del orden público, sino de nuestro pensamiento y acción republicana que nos lleve a la prosperidad y no existan más reservistas seducidos por el discurso violentista ajeno a nuestra idiosincrasia.

andahuaylas ro gue 201710041410El discurso de Antauro Humala no solo es de confrontación sino agraviante e insultante por los calificativos que endilga hasta al Presidente de la República, que por el solo hecho de personificar a la Nación merece el respeto de todos los peruanos.

En general sus expresiones grandilocuentes y demagógicas pueden causar inicial simpatía para algunos grupos, pero si se las analiza con agudeza, veremos que solo son frases sin contenido, como “malparida Constitución”, “proyecto cutrero”, “servilismo al poder”, “rol mercenario”, “macro corrupción empresarial”, entre muchos otros.

El oficial retirado y renegado al que nos referimos, no solo difama a unos e injuria a otros en sus intervenciones, sino que además toma distancia respecto a otros sectores de izquierda, que si bien no concordamos con ellos, son respetuosos de la Constitución y de las reglas democráticas.

Antauro Humala pretende llevarnos por caminos que nos inclinan al despeñadero social y económico, enfrentando a peruanos contra peruanos y en lugar de crear riqueza quiere pulverizar la poca existente y, como si lo señalado no fuese poco, pretende llamar a una Asamblea Constituyente que apruebe una nueva Constitución, pero socializante, olvidando que por esa línea los países ni crecen, ni resuelven sus problemas ni menos aún levantan el nivel de vida de sus poblaciones.  Simple, miren Cuba y Venezuela, para que los ingenuos destierren la miopía ideológica que solo nos hará más pobres y dependientes.

El mismo saboteador del futuro promisorio que el Perú requiere, expone diatribas contra nuestro capítulo económico de la Constitución que ha permitido ponernos en la ruta del desarrollo al consagrar principios de la economía social de mercado, de la libre competencia pero expulsando prácticas anticompetitivas, libre cambio, igualdad entre empresa pública y privada, así como entre nacionales y extranjeras.  En realidad, quiere que volvamos a épocas primo-fásicas del velascato que nos llevaron al incremento de la pobreza y al desánimo, por más maquillaje revestido de grandes edificios públicos que para poco sirvieron.

Como podemos observar, los lustros que Antauro Humala ha estado cumpliendo en prisión no han servido para nada, sigue siendo el militar renegado de siempre, el mismo vendedor de cebo de culebra, el mismo hacedor de maleficios y falsas promesas y que, encima, quiere ser Presidente de la República. ¡Dios nos coja confesados! Y que nuestras autoridades penitenciarias y judiciales no se atrevan a darle beneficio de reducción de pena alguno, ¡no lo merece!

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