Múltiples son mis investigaciones periodísticas que permitan, algún día en Perú, acabar con esa criminal forma de robar el patrimonio de todos peruanos.
Por fortuna, hoy confirmamos que la noble población peruana ya tomó conciencia que la lucha contra la corrupción es y será sin tregua.
Que los corruptos han puesto sus "barbas en remojo" y que no debe haber clemencia para quien le roba el futuro de un país.
Cuántos miles de "billones" de dólares se han robado aquellos que llegaron al poder para apropiarse de los Presupuestos de la República y la ingente montaña de dólares en licitaciones públicas amañadas.
El hedor de esa corrupción maldita, como malditos son sus ejecutores, llega hasta lo más profundo de una Patria saqueada desde siempre.
En los últimos diez años, según datos oficiales, los corruptos se alzaron cerca de 250 mil millones de dólares, dinero suficiente como para borrar de nuestros agudos problemas sociales la pobreza extrema y las carencias básicas de nuestra sociedad.
Sí a toda esa inmensa fortuna le sumamos el saqueo y depredación de nuestros recursos naturales, hoy seríamos una potencia económica mundial.
Cada uno de los 33 millones de peruanos gozarían de empleo, vivienda, salud y educación gratuita, y absoluta seguridad ciudadana.
Viviríamos con la felicidad a flor de piel, y veríamos con orgullo cómo se desarrollarían a nuestros hijos, y a las futuras generaciones.
Ya no podemos llorar sobre leche derramada, pero la furia y la cólera que no alberga, también genera mayor compromiso para que nuestro país cambie estructuralmente.
Así como el TERRORISMO nos devastó durante más de dos décadas, la corrupción corrompió conciencias y destruyó nuestra escala de Valores, amén de acentuar nuestra pobreza material y la crisis de la noraly pública.
Este artículo lo escribo siempre con la indignación de quienes hemos luchado por décadas contra los corruptos y que no nos rendiremos jamás.
Las fotografías corresponden a 1975 luego que Seguridad del Estado único completamente destruido, con explosivos C4, el vehículo nuevo marca Datsun, que teníamos con mi esposa.
Ese atentado fue la respuesta de los corruptos que fueron descubiertos por la investigación en la histórica revista OIGA, que realicé sobre la compra fraudulenta de turbinas para los aviones DC8 de la quebrada AEROPERU, línea de bandera nacional durante gobierno militar.
