Alberto Ku King Maturana
Author: Alberto Ku King Maturana
Periodista y docente universitario

Perú nuevoTodo indica que nadie se salva de una suerte de pandemia nacional de corrupción en distintos niveles de la sociedad peruana. Sin embargo, los principales y más sonados casos de corrupción se evidencian en los núcleos humanos con altos nivel de educación y status social.

La clase política y dirigente, acaudalados empresarios y funcionarios con cargos de confianza y responsabilidad en la administración pública, están en la vergonzosa lista de corruptos. El Estado se ha convertido en los últimos tiempos en el botín más apetecible de aquellos que han demostrado un perverso nivel ético y moral.

Los últimos cinco expresidentes de la República desde 1985 figuran como acusados, encarcelados, prófugos, investigados y suicidado. Sus figuras políticas y personales llevan el vergonzoso sello de "corruptos": Alberto Fujimori encarcelado, Alan García (se suicidó de un tiro en la cabeza cuando iba a ser arrestado), Alejandro Toledo, prófugo en Estados Unidos, Ollanta Humala, en espera de juicio, Pedro Pablo Kuczynski con arresto domiciliario.

Otro centenar de ex funcionarios elegidos con voto popular y designados están denunciados pero la mayoría fugados. Jueces supremos, jefes de gobiernos regionales, alcaldes, militares de alto rango, abogados, periodistas, entre otros, figuran como sindicados de corruptos.

Por ahora los escándalos están concentrados en la pandemia de corrupción, el narcotráfico y el lavado de activos. Estos hechos figuran entre los delitos de mayor gravedad en esta Nación Andina de 33 millones de habitantes. Los códigos Morales y Éticos del Perú están por los suelos debido a una suerte de relajo social que data de hace muchos años.

La tolerancia y la complicidad de muchos agentes del Estado ha desbordado en una verdadera crisis nacional de la moral pública, principalmente en los niveles más altos y privilegiados de la sociedad peruana. En los niveles más bajos prima la delincuencia común y la micro comercialización de drogas y otras expresiones delictivas que han agudizado el climático de inseguridad ciudadana.

Sí se realizara un inventario o balance de recursos robados o sustraídos del tesoro público, es casi seguro que se llegaría a la conclusión de que no habría pobreza y miseria en el Perú.

Hoy, por falta de recursos la salud pública es precaria y deficiente, con carencias notorias y dramáticas en hospitales y postas médicas. Médicos que hacen "polladas" con la venta de pollo frito y así obtener recursos para adquirir instrumentos clínicos,

Lo mismo ocurre con la educación pública, que reporta miles de locales escolares en pésimas condiciones de infraestructura y sanitaria. La deserción escolar arroja cifras alarmantes y no menos se reporta en educación superior y universitaria.

En las zonas periféricas de las zonas urbanas, la pobreza es notoria y las condiciones de habitabilidad es en extremo precaria. Las autoridades ocultan cifras de la población afectada por tuberculosis en número de 200 mil casos reportados pero se estima que puede ser mayor.

Más de diez millones de personas carecen de agua potable de suministro normal, ya que esa población consume agua de pozos de zonas freáticas no aptas para consumo humano. Otros miles de problemas continúan aquejando a millones de ciudadanos que por los desastres naturales perdieron hasta sus viviendas.

En síntesis, un Perú con grandes recursos naturales, explotados y hasta depredados por empresas y grupos sin escrúpulos, y un Estado absolutamente ineficiente para reordenar a una Nación territorialmente privilegiada.

Lamentablemente, la esperanza del pueblo peruano se diluye frente a grupos corruptos organizados que amasan fortunas a costa de la desgracia de millones de ciudadanos.

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