Marcos Ibazeta Marino
Author: Marcos Ibazeta Marino
Abogado, docente universitario y expresidente de la Corte Superior de Lima

Marcos IbazetaPara quienes pensamos que el Perú jamás debe renunciar a la explotación de sus recursos cuidando meticulosamente el medio ambiente, porque es el único camino de una industrialización limpia que jamás hemos intentado construir, motivo por el cual siempre somos exportadores primarios que vendemos barato y compramos caro lo que otros transforman en bienes y servicios con lo que les vendemos; no generó un negativo impacto el sorpresivo anuncio del gobierno respecto al otorgamiento de la licencia de construcción a Southern para el desarrollo del proyecto Tía María porque, si bien todo parecía muy bien encaminado en el diálogo con el pueblo arequipeño y la atención en el levantamiento de las observaciones del estudio de impacto ambiental, no nos parecía que la situación se prestaba para un repentino golpe de timón que significaba el pase libre para la explotación del citado proyecto minero.

No nos pareció conveniente por esas circunstancias adyacentes relativas a las declaraciones y acciones del sector antiminero que tienen posturas radicales, irracionalmente incompatibles con los fines del Estado y con el uso de tecnologías que aplican ya otros países, en su afán de crear condiciones de ingobernabilidad que allanen el camino de su proyecto político totalitario.

Si el Ejecutivo hacía alarde de estrategias complicadas y tácticas eficaces para demoler al Congreso, nos imaginábamos que al otorgar la licencia a Southern, ya había diseñado estrategias y tácticas para neutralizar la reacción antiminera en todo el país. Nos equivocamos por completo, no tenía nada en cartera.

Por esa razón resultó un fiasco lamentable la reacción del presidente ante el ultimátum que le lanzó el gobernador de Arequipa para que en 72 horas dejara sin efecto la licencia, activando la antiminería en todo el país, generando desconcierto y zozobra económica, dando una tímida respuesta que el proyecto no iba si no había consenso. Si el gobierno sabía que no había consenso necesario ¿con qué finalidad lanzó una bomba que nos estalló en la cara a todos los peruanos y puso en pie de guerra a sectores muy bien organizados que han comenzado a desatar la violencia en el sur del país?

Si esta situación fue provocada por negligencia gubernativa, no solo ha puesto en jaque a toda la actividad minera nacional, sino que ha congelado aun más nuestra economía, ya deteriorada con la falta de inversión pública y privada. Si fue un distractivo perverso, resultaría imperdonable.

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