Italo SifuentesJuegos en el Perú. Más de dos siglos del deporte de la pelota y el castigo por hacerlo a cambio de dinero

La prohibición consta en el documento que Gil de Taboada le dejó a su sucesor, el virrey Ambrosio O’Higgins, con el detalle de sus actos de gobierno a nombre de la corona española.

Investigación: Ítalo Sifuentes Alemán

PERÚ BICENTENARIO

Respecto al origen del juego de la pelota en el Perú, este se remite a los primeros años del siglo XVI, es decir al inicio de la colonización española. No hay una fecha precisa de cuándo fue la primera vez que se empezó a jugar con ella. Pero, ¿en qué año se prohibió jugar con este esférico? ¿Por qué lo hicieron?¿Quién hizo esa prohibición? ¿Cómo se llamaba el deporte que con ella se practicaba? ¿En qué consistía este deporte?

Hay que remontarse a finales de la Colonia para obtener estas respuestas. Algunos documentos que han pasado desapercibidos permiten echar luces sobre este tema íntimamente ligado a la historia de la práctica deportiva de los peruanos en tiempos hispánicos. En esta investigación, nos remontamos más de 200 años.

El juego se llamaba pelota vasca y la prohibición de jugarlo se estipuló en 1792. Fue el virrey  Francisco Gil de Taboada quien decidió extinguir su juego en Lima, la capital del virreinato.

La pelota vasca o también llamado juego pelotaris se entiende que era practicado en el Perú por aquellos que eran procedentes de esa región española. Con el paso de los años, su práctica se convirtió en el divertimiento de los peruanos sin que la ascendencia de cada quien importara del todo.

Tal prohibición consta en el documento que Gil de Taboada le dejó a su sucesor, el virrey Ambrosio O’Higgins, con el detalle de sus actos de gobierno a nombre de la corona española a fin de que lo tomara en cuenta a partir de que asumiera el cargo, pues él ya había gobernado el Perú del 25 de marzo de 1790 al 6 de junio de 1796.

En dichas memorias se lee lo siguiente: 

“Y últimamente se sirve ordenar a los alcaldes ordinarios que celen con toda vigilancia el concurso nocivo de la plebe en los juegos de títeres y escuelas de danzas, prescribiendo las horas más proporcionadas al buen orden, que es el principal objeto… En el año (17) 92 extingue V. E. el juego de pelota en la casa destinada a él, por el abuso que se había introducido”.

¿A qué se refiere el virrey sobre el abuso en el juego de pelota? La respuesta se obtiene si leemos al científico checo Tadeo Haenke quien, quien tras su paso por la capital del virreinato peruano escribió que en Lima “hay también casa pública de juego de pelota en donde se atraviesa mucho dinero”.

Así consta este testimonio en el documento histórico “Descripción del Perú, por Tadeo Haenke, socio de las academias de ciencia de Viena y Praga”, publicado en 1901 por Editorial Lucero.

Un año antes de la extrema medida dada por el virrey Gil de Taboada ya “El Mercurio Peruano” informaba sobre los inconvenientes que causaba este deporte. En su edición del 13 de enero de 1791 se lee que:

“La pelota, cuya casa es pública, ofrece un buen rato al espectador y un ejercicio provechoso a la salud del que juega; pero las apuestas que se hacen a favor de algún partido no debieran pasar de pocos pesos. El que atraviesa cantidad de onzas de oro da a conocer que va allí a buscar un juego ruinoso y no una honesta diversión”.

Gil de Taboada es reconocido por su apoyo a las artes y las letras durante su gestión administrativa, ello por suprimir los gastos que consideraba superfluos, sobre todo luego de 1794, año en que un terremoto en Lima dejó grandes daños a la infraestructura de la ciudad, entre ella al edificio Palacio de los Virreyes.

El balance de su gestión se encuentra en el documento “Memorias de los virreyes que han gobernado el Perú durante tiempo del coloniaje español. Impresas de orden suprema. Francisco Gil de Taboada”, publicado en Lima en 1859.

En cuanto a la práctica de este juego en el Perú, consta que estaba permitido para los alumnos del colegio Real Convictorio de Lima San Carlos, habilitado para funcionar en 1770, es decir unos 50 años antes que el 28 de julio de 1821 se declare la independencia nacional y el país se convierta en republicano.

El Real Convictorio de San Carlos cerró sus puertas cuatro años antes que la independencia fuera declarada en 1821 en el Perú. Funcionó 47 años y acogió en calidad de internados a los hijos de las familias aristocráticas así como a los de condición humilde de Lima y provincias que lograban ser becados.

El decreto para su funcionamiento lo dio el 15 de junio de 1770 el virrey Manuel Amat y Junient. Antes de esa fecha, el local sirvió de residencia a los estudiantes de la Universidad Mayor de San Marcos.

Pudimos conocer el reglamento interno de este colegio, en el que  se señala que: “A las dos de la tarde de los días de vacación, que no salieran pasarán a huertas que están anexas al convictorio donde ocuparán la tarde en jugar a los trineos y también pelota y otros juegos de esta naturaleza sin que intervenga interés alguno, y guardando siempre entre si aquella urbanidad y atención, que corresponda a su crianza”.

Según esta norma, el juego de pelota debía ser por diversión “sin que intervenga interés alguno”.

Respecto a los castigos a la falta de espíritu deportivo, la norma explica que: “El juego de dados, cartas y otro cualquiera de suerte, y envite es también un grave delito, y cualquiera que incurriera en él será castigado la primera vez con  y “además de perder el asueto o vacación por la tarde sin permitírsele salir a la calle o divertirse en el jardín o en la glorieta”.

Este colegio quedaba a solo unas cuadras del jirón Camaná, en cuya cuadra numero 6 a fines del siglo XVIII quedaba el Corral de Comedias de San Agustín, que es donde curiosamente se ubicaba la llamada “Calle de la Pelota”, obviamente así nombrada en alusión a este juego que tantos dolores de cabeza le dio a la administración colonial de este colegio al punto que tuvieron que prohibir su práctica.

Si después de ello se jugó de manera clandestina, esa es una historia que también cabe investigar, así como su práctica a inicios de la república en locales oficiales donde se ponderaba el espíritu deportivo y ya no el de las apuestas. El objetivo de su existencia era el entrenamiento.

Debido a su gran infraestructura, en 1822 las autoridades republicanas dispusieron la reapertura de este colegio, cuyas instalaciones se pueden conocer en el centro de Lima, cerca al Parque Universitario.

Quienes lo practicaban también eran llamados pelotaris, los que podían jugar de manera individual o en pareja. El juego se fue amoldando al tamaño de la cancha, pero era imprescindible jugarlo con la mano, con la cual se lanzaba la pelota contra una pared y esperar el rebote para responder, muy parecido al juego de frontón que se juega con raqueta o paleta en la mano. Actualmente, la pelota vasca se juega con dos o tres paredes, una delantera, otra lateral y una trasera, si fuera el caso. Se juega por puntaje, y como antiguamente, el objetivo es lanzar la pelota de tal modo que su rebote sea imposible de alcanzar por el adversario.

Espacio Publicitario