Vendedor de cebo de culebra
El oficial en retiro Antauro Humala Tasso, según me dicen, acaba de responder un cuestionario de picantes preguntas y ello desde el establecimiento penal en que se encuentra recluido, cumpliendo sentencia condenatoria que le fuese impuesta por el luctuoso levantamiento en armas, perturbación del orden público y homicidio de policías en actos vandálicos y criminales que se iniciaron el primer día del año 2005.
Algunas personas piensan que no se le debería dar tribuna a antisociales y delincuentes que tratan de destruir nuestro país, para desde sus cenizas construir uno nuevo con reglas de opresión y pauperización, pese a que digan lo contrario. No está mal que se les dé tribuna para que expongan sus ideas trasnochadas y para que los ciudadanos de bien se den cuenta de sus tropelías e intenciones de seguir con las suyas destruyendo al país.
Si bien es verdad que aún tenemos pobreza y pobreza extrema, no es menos cierto que en los últimos lustros ella ha decrecido significativamente y se ha incrementado la clase media, ello gracias al emprendedurismo, a las clases emergentes que han accedido a educación universitaria, pero sobre todo a la vocación de ascenso de nuestros compatriotas. Antauro Humala desconoce con desvergüenza todo ello, ignorando que solamente con el trabajo se logra bienestar, y que si no hay inversión, tampoco hay trabajo.
El nicho de mercado político inicial de Antauro Humala son los reservistas, esto es personal de tropa de las Fuerzas Armadas que se licenciaron luego de cumplir su servicio militar, lo que nos debe llevar a pensar que si bien recibieron formación para el combate, no la recibieron para diferenciar la realidad del discurso levantisco, que lejos de propender al desarrollo de un Perú mejor, bajo falsas promesas, solo lo empeorará. Todo esto significa que en nuestras Fuerzas Armadas y Policiales tenemos un reto formativo en civismo y por la defensa, no solo del orden público, sino de nuestro pensamiento y acción republicana que nos lleve a la prosperidad y no existan más reservistas seducidos por el discurso violentista ajeno a nuestra idiosincrasia.
El discurso de Antauro Humala no solo es de confrontación sino agraviante e insultante por los calificativos que endilga hasta al Presidente de la República, que por el solo hecho de personificar a la Nación merece el respeto de todos los peruanos.


"Pero sí me ocurrió un hecho en la adolescencia que merece ser reseñado y que durante un buen tiempo fue parte de mi arsenal de recuerdos explosivos. Recién había cumplido quince años, era febrero y mi padre decidió que pasara las vacaciones con una hermana de mi madre en Ica, al sur de Lima. Mi tía estudiaba en la universidad local y había alquilado una casa cerca de ésta. En la casa vivían además de la estudiante, su hermano y una joven de unos dieciocho años que cumplía con las labores domésticas. Aunque no me consta, sospecho que mi tío, soltero, vago y desempleado, un parásito en la familia, había realizado algunas expansiones para seducir a la muchacha. Esta era una chola dura, de la campiña iqueña, aunque no descarada, bastante extrovertida y desenvuelta.
El Doctor Océano, llamó Luis Alberto Sánchez a don Pedro Peralta y Barnuevo, el sabio de la colonia, por las distintas disciplinas en las que incursionó y la profundidad de sus conocimientos en cada una de ellas. Lo propio diré de este viejo maestro y colega, a quien combatí con irreverente pasión juvenil, en la década de los setenta. Sánchez fue un intelectual de polendas, agudo y mordaz en el debate, historiador de nuestro pasado histórico y nuestra literatura, tres veces rector de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
En junio del 2013 Miguel Bosé, que no tiene la paciencia de otros artistas para responder preguntas tontas, no se aguantó cuando le consultaron sobre el ceviche y el pisco sour y respondió molesto: “¿Alguien se cree lo que me está preguntando? Tengo una excelente cocinera peruana en mi casa. Imagínese si no conozco la comida peruana. Imagínese cuántas veces me he emborrachado con pisco sour desde hace 37 años. ¿Es eso lo que usted quiere saber?”, no sin antes “aconsejar” a los periodistas peruanos que desecharan, de una vez por todas, “esas preguntas que se le hacen a una niña o niño de 12 años, de cuál es tu color preferido».
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