Author: Maritza Espinoza Huerta
Periodista
Niéguelo, pero estoy segura que, si un buen día de estos, se le apareciera el bendito genio de la lámpara de Aladino, o el ratón de los dientes, o la mismísima hada de los cuentos de ídem, usted no pediría la paz mundial, la caída de Maduro, ni comida para los chiquitos pobres del África. No, no se me haga. Estoy segura -y hasta podría apostarle un chifa- de que pediría montañas y montañas de dinero, tal como hicieron casi todos nuestros líderes políticos cuando se les apareció ese hacedor de sueños llamado Jorge Barata.