Realmente Thriller
Voy a comenzar esta columna hablando en primera persona, aunque no es mi estilo, porque durante años adoré a Michael Jackson. No solamente admiraba su música, su creatividad, su inconfundible voz y su increíble talento para bailar, sino que pensaba que era un ser especial, que después de haber crecido ante mis ojos y los de millones de personas sin infancia, ahora que podía, había decidido volver a ser niño y construir Neverland para eso, para jugar con otros niños, como un eterno e incomprendido Peter Pan.
																
										

“El periodismo debe ser imparcial”, le escuché decir, con su usual tono afectado, a cierto tótem (temporal) del oficio. Pregunto: ¿alguien ha logrado leer alguna línea de Gorriti sobre Susana Villarán? He despintado las letras de mi teclado agotando las búsquedas de Google y nada. Es cierto: hay un género muy practicado en el Perú. Se llama periodismo selectivo.
Tulio Mora había llegado puntual con su camisa celeste aquella tarde del verano del 2018. Y a unos metros de la puerta del Colegio de Periodista del Perú, nos saludamos con un abrazo de poetas. Enrique Sánchez Hernani apuró los pasos y ya en el segundo piso nos dio alcance Charo Arroyo. Estábamos entusiasmados. Esa vez íbamos a juramentar los cargos. El CPP nos había designados para integrar la Comisión de Cultura. Y ahí está la foto, con Charo Arroyo, con Enrique, conmigo y ese Tulio sonriente.
La detención de Susana Villarán dejó sin piso a todos los que hace meses repetían el mantra bobalicón ese de que los jueces y fiscales del caso Lava Jato la “protegían”, a diferencia de los otros implicados en las coimas de Odebrecht, tanto aquellos que recibieron dinero para sus campañas, como los que, además, siguieron coimeando una vez encaramados en el poder.
El Caso Lava Jato no solo ha levantado la mayor costra de corrupción de los últimos tiempos en el mundo, sino que también ha puesto al descubierto otra costra, que apenas empieza a mostrar su tejido macabro: el de la anticorrupción farsante.