La nava de Susana
Doña Susana Villarán, la del pañuelo verde y sonrisa fingida, cumplió con el requisito esencial de la izquierda moderna: incurrir en delito de corrupción. Ya sus defensores callarán el sonsonete de “Susana vive con modestia”. Si así vive será, pues, que no supo guardar o será que su corte se llevó más dinero del que le correspondía.