¿Podrá Del Solar cambiar la historia?
En la presentación del nuevo gabinete ante el Congreso, el presidente del consejo de ministros, Salvador del Solar, se excedió en una retórica de corte épico, con frases que por momentos parecían las de un presidente de la república al término de un mandato insuperable, advirtiendo el advenimiento de una nueva era después de 200 años de historia, mientras en otros momentos sonaban a las de un flamante jefe de Estado que invita al diálogo para fijar una agenda política.


Llamar las rosas como son. Y a las circunstancias que ensombrecen los días llamarlas también con el nombre preciso. Convertir los bienes, los goces, los anhelos, las dudas, reclamos e iras en claros vocablos. Y al retorno enriquecido de nuestra voz – cuando es sonora- reconocerlo como adecuado eco. Todo esto y más es obra de la siempre indispensable palabra.
Resulta escandaloso que el Gobierno esté gastando 1,650 millones de soles en consultorías; monto alucinante que –según precisa el congresista Víctor Andrés García Belaunde– equivale a 2.3 veces el presupuesto del Congreso, 2.5 el de la Contraloría, 2.6 el del Ministerio de Cultura, 21 veces el de la Defensoría, 25 veces el del JNE y 31 veces el del TC. Y lo peor es que esta ya es una reducción frente a lo aprobado en el breve mandato de PPK, cuando las consultorías habrían sido calculadas en 2,700 millones de soles.
El primer recuerdo que tengo de Alan García es ver correr a un muchachón alto, fornido y de porte atlético, persiguiendo, pistola en mano, comunistas que corrían de un lado para otro en la plaza Bolívar, frente al Congreso de la República. Era agosto de 1978. Tres semanas antes se había instalado la Asamblea Constituyente presidida por Haya de la Torre con la finalidad de redactar una nueva Constitución Política. Esa noche de agosto intervenía en el hemiciclo Carlos Enrique Melgar, líder aprista de histriónicos ademanes y verbo churrigueresco, mientras la sesión del pleno se presentaba algo tranquila, a diferencia de otras noches. Se debatía si la Asamblea Constituyente tendría también facultades legislativas como había planteado la izquierda o si sólo se limitaría a redactar la nueva constitución, como decía el decreto de convocatoria. 
¿Qué dirían los prisioneros apristas si lo hubieran visto en los penales o en molinos presenciando el repase de los heridos?