El delicioso ablandamiento
En su primera novela, Los premios, Julio Cortázar describe la sensación de un adolescente producida por su primera erección, más o menos con estas palabras, “Fulano comenzó a sentir ese ablandamiento general del cuerpo que anuncia precisamente el fenómeno contrario”. Una excelente descripción que se acerca mucho a lo real. Lastimosamente ni Cortázar ni yo podemos saber cómo se manifiesta en una chica el suave terremoto del deseo en la edad de los descubrimientos. Según esas sensaciones se dejen libres de acuerdo a la naturaleza o se ahoguen en reproches, castigos, negaciones o eufemismos, la vida sexual del chico y la muchacha podrá ser una celebración a la vida o una tortura infinita y compulsiva.


Con lo que acaba de ocurrir con el caso de la mina MMG Las Bambas, de hecho pone en entredichos a teóricos, grupos de ambientalistas y hasta antimineros. Tanto en la provincia de Cotabambas (Apurímac) y Chumbivilcas (Cusco), no se pone en cuestión el tema ambiental, sino específicamente casos de indemnizaciones y de desarrollo comunal.
Es muy difícil expresar una reflexión en este momento y bien entiendo que ha de ser difícil leerla o escucharla, puesto que, para realizarla de modo integral, habría que decir también cosas que no serían simpáticas.
A veces, cuando se va alguien a quien quieres mucho, las palabras no alcanzan, por eso me resultaba difícil escribir algo sobre mi gran amigo Alberto Cortéz. Tengo demasiados recuerdos que ahora se atropellan uno tras otro.
Los funerales de todo ser humano son momentos de reflexión, de perdón, de acercamiento a los demás en busca de comunión. Momentos en que emergen la grandeza o la pequeñez de quienes lo sobreviven. Momentos en que los enemigos se reconcilian con la memoria de aquel con quien se enfrentaron. Momentos en que se abren las puertas de la posteridad o del olvido.